El crecimiento de México: ¿quién acertará?

Este texto de Enrique Quintana, fechado el 4 de septiembre de 2025, analiza las expectativas de crecimiento económico para México en 2025 y 2026, contrastando las previsiones de diversas instituciones como la Secretaría de Hacienda, el Banco de México (Banxico), analistas del sector privado y encuestas de Citi. El autor destaca la importancia de estas proyecciones no solo por el porcentaje de crecimiento en sí, sino por su impacto en la confianza de los inversionistas, el empleo y el nivel de vida.

Un crecimiento de 1.2% en 2025 podría significar la diferencia entre atraer inversiones de nearshoring y un estancamiento económico.

📝 Puntos clave

• La Secretaría de Hacienda presentará el Paquete Económico 2026 el próximo lunes.
• La presidenta Sheinbaum estima un crecimiento del 1.2% para 2025, con un rango posible de 0.8% a 1.6%.

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• El Banco de México revisó su pronóstico de crecimiento para 2025 de 0.1% a 0.6% y para 2026 de 0.9% a 1.1%.
• Analistas privados encuestados por Banxico prevén un crecimiento de 0.46% para 2025 y 1.34% para 2026.
• Las encuestas de Citi son más conservadoras, con un crecimiento estimado de 0.4% para 2025 y 1.4% para 2026.
• La Secretaría de Hacienda busca proyectar confianza en los mercados e inversionistas.
• El autor subraya que un crecimiento del 3% o 4% es necesario para mejorar significativamente el nivel de vida en México.

Lo malo y lo bueno 👎👍

¿Cuál es el aspecto más preocupante que se desprende del texto?

La disparidad entre las proyecciones de crecimiento y la necesidad de un crecimiento mucho mayor (3-4%) para mejorar significativamente el nivel de vida en México. Las cifras actuales, incluso las más optimistas, no son suficientes para generar un impacto real en la economía y el bienestar de la población.

¿Qué elemento positivo se puede rescatar de las diferentes previsiones económicas?

La resiliencia mostrada por la economía mexicana, que ha resistido mejor de lo previsto gracias al dinamismo de ciertos sectores exportadores y al consumo interno. Este factor, aunque no se traduce en un crecimiento robusto, sugiere que México tiene potencial para aprovechar las oportunidades de nearshoring y la relocalización industrial.