Este texto de La Jornada del 5 de diciembre de 2024 analiza la destitución del primer ministro francés, Michel Barnier, a solo tres meses de asumir el cargo, y las implicaciones políticas de este evento en el contexto de la inestabilidad política francesa y la crisis internacional. Se critica la gestión del presidente Emmanuel Macron y se relaciona la situación con tendencias más amplias en las derechas occidentales.
Resumen:
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) y el partido ultranacionalista Reagrupamiento Nacional (RN) votaron conjuntamente para destituir a Michel Barnier como primer ministro de Francia.
La debilidad del gobierno Barnier se debió a su nombramiento por Emmanuel Macron, ignorando la victoria electoral del NFP.
Barnier provocó su propia caída al convocar una moción de censura para aprobar su presupuesto sin respaldo parlamentario.
La estrategia de Macron de buscar apoyo en el RN de Marine Le Pen para gobernar en minoría fracasó.
La destitución de Barnier se considera un síntoma del autoritarismo de Macron, quien recurrió repetidamente al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar leyes sin el consentimiento parlamentario, incluyendo una impopular reforma de pensiones.
El evento marca la primera destitución de un jefe de gobierno en Francia desde 1962.
El texto relaciona la situación francesa con la deriva de las derechas occidentales y el auge de las ultraderechas.
Conclusión:
La destitución de Michel Barnier refleja la profunda crisis política en Francia.
La gestión de Emmanuel Macron es criticada por su autoritarismo y desprecio por la voluntad popular.
El auge de la ultraderecha, representada por el RN de Marine Le Pen, se presenta como una consecuencia de la incapacidad de las derechas tradicionales para responder a las preocupaciones de la población.
La situación en Francia se enmarca en un contexto internacional complejo, incluyendo la guerra en Ucrania, la crisis económica en Alemania y la posibilidad del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
El texto sugiere que las derechas occidentales están perdiendo legitimidad por su alejamiento de los principios democráticos.