Este texto de Indermit Gill, publicado el 17 de diciembre de 2024, analiza la crisis de la deuda en las economías en desarrollo, destacando el fracaso de la iniciativa "De miles de millones a billones" y el papel cambiante de las instituciones multilaterales como el Banco Mundial. El artículo argumenta que el sistema financiero global actual es disfuncional y requiere una reforma urgente para evitar consecuencias devastadoras para los países más pobres.
Resumen:
El objetivo inicial de atraer capital privado a las economías en desarrollo ("De miles de millones a billones") fracasó.
Los acreedores privados extranjeros han extraído más fondos de las economías en desarrollo en pagos de deuda que los que han desembolsado en nueva financiación.
El Banco Mundial y otras instituciones multilaterales han asumido el rol de prestamistas de última instancia, inyectando fondos para compensar la salida de los acreedores privados.
La participación de las instituciones multilaterales en la deuda externa de las economías en desarrollo ha aumentado significativamente. La Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial juega un papel crucial en la ayuda a los países más pobres.
El aumento de las tasas de interés globales en 2022 y 2023 exacerbó la crisis de la deuda, llevando a los países en desarrollo a gastar una cifra récord en pagos de deuda, desviando recursos de áreas cruciales como salud y educación.
Los países más pobres enfrentan una crisis de solvencia, no de liquidez, y necesitan alivio de la deuda para lograr un crecimiento sostenible.
El sistema actual es injusto, ya que los acreedores privados obtienen la mayor parte de las recompensas mientras que las instituciones multilaterales y los acreedores gubernamentales asumen la mayor parte del riesgo.
Se necesita un sistema global de reestructuración de la deuda más justo y equitativo, que proteja a los prestatarios soberanos y responsabilice a los acreedores privados.
Conclusión:
La crisis de la deuda en las economías en desarrollo requiere una solución urgente y sistémica.
El alivio de la deuda es crucial para que los países más pobres logren un crecimiento sostenible y prosperidad.
Se necesita un nuevo sistema global que distribuya los riesgos y recompensas de manera más equitativa entre acreedores y deudores.
Sin reformas significativas, los objetivos de desarrollo seguirán en peligro.
