Este texto de Katharina Pistor, publicado el 28 de noviembre de 2024, analiza el declive de la democracia en Estados Unidos y en el mundo, atribuyéndolo a la influencia corrosiva del capitalismo financiero. Pistor argumenta que el sistema actual, que prioriza los mercados financieros sobre las necesidades humanas, ha socavado la capacidad de los gobiernos para responder a las demandas de sus ciudadanos y ha llevado al auge de movimientos antidemocráticos.
Resumen:
Las elecciones en Estados Unidos representan un "zeitenwende" (punto de inflexión), mostrando el rechazo de los votantes al statu quo y la preferencia por un cambio radical, incluso si eso significa la vuelta de Donald Trump.
El rechazo de los fundamentos constitucionales – Estado de derecho, Poder Judicial independiente, garantías procesales y traspaso ordenado del poder – es una señal preocupante.
El ciclo de recriminaciones políticas distrae de la verdadera causa del problema: el capitalismo, que fomenta la competencia despiadada y socava la capacidad de consenso.
Karl Polanyi, en sus escritos de la Segunda Guerra Mundial, ya advertía sobre la subordinación de la sociedad al principio de mercado, señalando la abolición de las "leyes de pobreza" en Inglaterra como un factor clave.
La administración de Franklin D. Roosevelt logró mitigar los efectos negativos del capitalismo en Estados Unidos durante la década de 1930, proporcionando seguridad económica a la población.
Actualmente, los gobiernos carecen de la voluntad o la capacidad de imaginar un sistema alternativo al capitalismo, limitados por los mercados financieros y la globalización financiera.
La globalización financiera ha puesto el destino de las sociedades enteras en manos de inversores que priorizan las señales de los precios sobre las necesidades humanas.
Los gobiernos han cedido el control al permitir la libre circulación de capitales, la codificación legal selectiva de activos y la creación de tribunales arbitrales internacionales que limitan la soberanía nacional.
Algunos países, como Alemania, han incluso limitado la capacidad de los gobiernos para recaudar fondos mediante la imposición de requisitos de equilibrio presupuestario en sus constituciones.
Greta Krippner describe la financiarización de la economía estadounidense, donde la rentabilidad financiera se ha convertido en el objetivo principal, a expensas de otras necesidades y de la toma de decisiones colectiva.
La ausencia de alternativas al capitalismo, tras el colapso del comunismo y el socialismo, ha impedido una respuesta temprana a los efectos corrosivos del sistema sobre la democracia.
El texto concluye que la situación actual recuerda el "fin de la historia" proclamado por Francis Fukuyama, pero con la posibilidad de un nuevo ciclo, ya sea como tragedia o como farsa.
Conclusión:
Katharina Pistor presenta un análisis contundente sobre la relación entre el capitalismo financiero y el declive de la democracia. Su argumento central es que el sistema actual, al priorizar la rentabilidad financiera sobre las necesidades humanas y la soberanía nacional, ha creado un ambiente propicio para el auge de movimientos antidemocráticos y la erosión de las instituciones democráticas. El texto sirve como una llamada de atención sobre la necesidad urgente de repensar el modelo económico actual y buscar alternativas que prioricen el bienestar social y la participación democrática.