El texto, escrito por Elisabetta Bonotto y Ward Appeltans el 1 de noviembre de 2024, aborda la importancia de la protección de la biodiversidad marina en la lucha contra las crisis del clima y de la naturaleza, especialmente en el contexto de la COP16 del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) que se celebra en Cali, Colombia.
Resumen
La COP16 es la primera cumbre sobre biodiversidad desde la adopción del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMB) en 2022.
Colombia, por su excepcional riqueza en biodiversidad, es un ejemplo inspirador de colaboración con los pueblos indígenas y las comunidades locales para avanzar en la protección marina, como se evidencia en el Corredor Marino del Pacífico Este Tropical.
El océano está experimentando cambios sin precedentes, como el aumento de la temperatura, la desoxigenación y la acidificación.
Se insta a los delegados de la COP16 a crear zonas de refugio contra un océano más cálido, ácido y falto de oxígeno, ampliando y reforzando las áreas marinas protegidas (AMP) y preservando los ecosistemas de «carbono azul».
Las AMP actualmente cubren cerca del 9 % del océano, lejos del 30 % comprometido para 2030 (meta 30x30).
Para alcanzar la meta 30x30, se necesitan nuevas AMP y el fortalecimiento de las existentes, con el fin de desarrollar de forma sostenible la pesca en las zonas adyacentes.
Los ecosistemas costeros sanos proporcionan servicios vitales como filtración de agua, protección contra tormentas, alimentos y medios de subsistencia.
Los ecosistemas de carbono azul, como los manglares, las marismas de marea y las hierbas marinas, son amortiguadores naturales del cambio climático, capturando carbono de la atmósfera y almacenándolo en sus sedimentos.
La pérdida de estos ecosistemas libera carbono a la atmósfera, exacerbando el cambio climático.
Colombia destaca por el Proyecto de Carbono Azul Golfo de Morrosquillo «Vida Manglar», el primer proyecto de carbono azul del mundo certificado por Verra.
Se necesitan medidas para proteger los ecosistemas de carbono azul, como designarlos como sitios bajo la Convención de Ramsar o como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Conclusión
El texto enfatiza la necesidad de fortalecer los compromisos y las acciones para proteger el océano, incluyendo más AMP y la protección de los ecosistemas de carbono azul. América Latina tiene la oportunidad de demostrar cómo el trabajo por un océano sano y resiliente puede reportar beneficios para la naturaleza, el clima y las personas.