El texto de Diego Enrique Osorno del 23 de octubre de 2024 analiza la situación de violencia en Chiapas y Sinaloa, dos estados que representan los epicentros sur y norte de la violencia en México.
Resumen
Osorno argumenta que el gobierno federal aún no tiene una estrategia clara para enfrentar la violencia en estos estados, a pesar de la evidente crisis que enfrentan.
En Chiapas, la violencia se ha intensificado desde los años 90 con estrategias militares contrainsurgentes que han derivado en la masacre de Acteal y la colaboración entre grupos del narco y organizaciones paramilitares.
El asesinato del sacerdote indígena Marcelo Pérez, un mediador de la crisis, es un punto de quiebre que exige una investigación profunda sobre la violencia en la región.
En Sinaloa, la crisis se intensificó tras la detención de Ismael "El Mayo" Zambada por parte de agencias estadounidenses, lo que provocó una disputa territorial entre grupos criminales.
La violencia en Sinaloa se ha intensificado con asesinatos, desapariciones, reclutamientos forzados e intimidaciones contra periodistas, activistas y la ciudadanía en general.
Osorno destaca la advertencia del padre Marcelo sobre la situación en Chiapas como una "bomba de tiempo" que requiere medidas contundentes.
El EZLN, que ha advertido sobre la inminencia de una guerra civil en Chiapas, ha sido víctima de ataques por parte de grupos armados ligados al Partido Verde y al CJNG en la comunidad 6 de Octubre.
Osorno concluye que, ante la incapacidad del gobierno federal para controlar la violencia, los pueblos deben buscar formas de defenderse.
Conclusión
El texto de Osorno presenta un panorama sombrío de la violencia en Chiapas y Sinaloa, y pone de manifiesto la necesidad urgente de que el gobierno federal tome medidas contundentes para enfrentar la crisis. La situación en estos estados es un reflejo de la fragilidad del estado mexicano y la necesidad de que los pueblos se organicen para defenderse.