Presupuestos 2026 y el aumento de la deuda

Este texto, escrito por Julio Alejandro Millan el 23 de Septiembre de 2025, analiza el presupuesto de ingresos y gastos para 2026 en México, destacando la tensión entre la expansión del gasto social y la fragilidad de las finanzas públicas. El autor critica el enfoque a corto plazo, la dependencia de la deuda y la falta de una reforma tributaria integral.

El presupuesto de 2026 prioriza la rentabilidad política inmediata sobre la sostenibilidad económica a largo plazo.

📝 Puntos clave

• El presupuesto de ingresos para 2026 proyecta 8.72 billones de pesos, con un 66.9% proveniente de impuestos.
• Se espera un aumento del 6.5% en los ingresos tributarios, impulsado por ajustes marginales y un repunte en los ingresos petroleros.

• Publicidad
• El presupuesto de egresos plantea un total de 10.19 billones de pesos, con un incremento real del 5.9%.
• Gran parte del presupuesto se destina al costo financiero de la deuda (1.57 billones de pesos), pensiones y jubilaciones (1.7 billones de pesos) y gasto federalizado (2.81 billones de pesos).
• Se asignan 987 mil millones de pesos a programas sociales prioritarios, financiados a costa de recortes a instituciones clave como el INE y el Inegi.
• El déficit presupuestario es de 1.39 billones de pesos, equivalente al 3.6% del PIB, lo que eleva la deuda pública al 52.3% del PIB.
• El autor critica la dependencia de la deuda para financiar programas sociales sin fortalecer la base productiva y fiscal.

Lo malo y lo bueno 👎👍

¿Cuál es el aspecto más negativo que se desprende del análisis del presupuesto de 2026 según Julio Alejandro Millan?

La dependencia excesiva de la deuda para financiar programas sociales sin una reforma tributaria integral y sin fortalecer la base productiva del país, lo que pone en riesgo la estabilidad económica a largo plazo y compromete el bienestar social futuro.

¿Cuál es el aspecto más positivo, aunque sea limitado, que se puede rescatar del presupuesto de 2026 según Julio Alejandro Millan?

El incremento en el gasto social, específicamente la asignación de recursos a programas sociales prioritarios, que refuerza el poder adquisitivo en el corto plazo y sostiene altos niveles de aprobación ciudadana, aunque se financie a costa de otros rubros importantes.