El texto de Barbara Anderson, escrito el 12 de septiembre de 2024, analiza la inversión en educación como indicador de las prioridades económicas de un país. Se centra en la comparación del gasto en educación de México con el de otros países miembros de la OCDE.
Resumen
La OCDE destina un promedio de 14 mil 200 dólares por estudiante por año desde la primaria hasta el nivel terciario.
Luxemburgo es el país que más invierte en educación, con 30 mil 100 dólares por estudiante, mientras que México es el que menos invierte, con 3 mil 500 dólares.
México también se encuentra entre los países con menor inversión en educación, considerando el equivalente en dólares por paridad de poder de compra, junto con Rumania, Türkiye, Bulgaria, Chile, Latvia, Hungría, Croacia y Lituania.
Los países con mayor inversión en educación son Luxemburgo, Noruega, Islandia, Dinamarca, Austria, Estados Unidos, Suecia, Corea y Bélgica, con un gasto entre 15 mil y 25 mil dólares por alumno.
El gasto en educación se divide en servicios básicos, auxiliares e investigación y desarrollo.
El salario promedio de los docentes y la cantidad de alumnos por profesor también influyen en la inversión por estudiante.
México destina el 4.2 por ciento de su PIB a la educación, mientras que la OCDE destina un promedio del 4.9 por ciento.
El gasto en educación temprana en México disminuyó un 18 por ciento entre 2015 y 2021.
Existe una correlación entre el rendimiento de los estudiantes en la prueba PISA y el gasto acumulado por estudiante entre los seis y los 15 años.
Estados Unidos invierte 150 mil dólares por estudiante en ese período, mientras que Japón tiene mejores resultados con una inversión 30 por ciento menor.
México tiene la correlación más baja y los resultados más magros en la prueba PISA, con una inversión de 29 mil 400 dólares por estudiante.
México tiene la peor calificación en matemáticas en la prueba PISA, con un promedio de 395 puntos.
Conclusión
El texto de Barbara Anderson destaca la preocupante situación de la inversión en educación en México, que se encuentra muy por debajo del promedio de la OCDE. La falta de inversión se refleja en los bajos resultados de los estudiantes en pruebas internacionales como la PISA. La autora enfatiza la necesidad de una asignación estratégica de los fondos para mejorar la calidad de la educación en México.
