Más de 3,400 presos políticos en cárceles de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia

Este texto de Arturo Mcfields Yescas, escrito el 6 de noviembre de 2024, analiza la situación de los presos políticos y las desapariciones forzadas en varios países de Latinoamérica, destacando el aumento de estas prácticas y la complicidad internacional. El autor critica la inacción de la comunidad internacional ante las violaciones de derechos humanos cometidas por los regímenes autoritarios.

Resumen

• Venezuela: Tras un supuesto fraude electoral, Nicolás Maduro se autoproclamó ganador, llevando el número de presos políticos a 1,958, incluyendo mujeres y adolescentes. Foro Penal reporta estas cifras.
• Bolivia: Cerca de 300 presos políticos, la mayoría encarcelados bajo los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, con la prisión de Jeanine Áñez como símbolo de la manipulación judicial. Evo Morales enfrenta acusaciones de trata de personas y violación de menores.

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• Nicaragua: Un estado policial bajo el régimen de Ortega, con al menos 45 detenciones registradas en septiembre de 2024 por el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas (aunque la cifra real podría ser mayor). El régimen desterró a 222 presos políticos en 2023 y 135 en 2024, incluyendo al general Humberto Ortega.
• Cuba: Más de 1,110 personas encarceladas y un número similar desaparecidas tras la represión de las protestas de Patria y Vida en 2021. Prisoners Defenders documenta el acoso a familiares de presos políticos. La ONU es criticada por su inacción.
• Complicidad internacional: México, Brasil y Colombia son señalados como cómplices por su silencio o apoyo a las dictaduras.
• Contexto geopolítico: Las guerras mundiales actuales han afectado la estrategia de la comunidad internacional, permitiendo que las dictaduras latinoamericanas se fortalezcan.

Conclusión

El texto de Arturo Mcfields Yescas presenta un panorama sombrío de la situación de los derechos humanos en Latinoamérica, denunciando el aumento de presos políticos y desapariciones forzadas en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba. El autor critica la falta de respuesta contundente de la comunidad internacional y la complicidad de algunos países, enfatizando la necesidad de una lucha cívica continua por la libertad en la región.