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Este texto analiza el estudio "Impacto de los delitos financieros en México 2024" de KPMG México, el cual revela una discrepancia entre la alta incidencia de ciberataques y la dificultad de las organizaciones mexicanas para cuantificar su impacto económico real. El texto argumenta que la falta de medición precisa impide la implementación de estrategias de ciberseguridad efectivas.

Resumen:

• El 39% de las organizaciones mexicanas sufrieron ciberataques en el último año, un aumento de 16 puntos porcentuales respecto a 2020.
• Sin embargo, el 45% de las organizaciones no midió el impacto económico de estos ataques.
• Las pérdidas financieras reportadas (entre 100,000 y más de 5 millones de pesos) representan solo una fracción del costo real del cibercrimen.
• Solo el 24% de las empresas realizan auditorías post-incidente y el 21% aumenta la frecuencia de sus evaluaciones de seguridad después de un ataque.
• Los costos ocultos incluyen: baja productividad, daño a la reputación, erosión de la confianza de clientes y socios, y pérdida de oportunidades de negocio.
• Solo el 19% de las organizaciones tienen seguros contra incidentes cibernéticos.
• Las respuestas comunes a los ciberataques (capacitación y nuevas herramientas) pueden ser insuficientes sin una comprensión completa del impacto.
• Se necesita un enfoque más amplio para medir el impacto, incluyendo indicadores como el aumento en el costo de capital, costos de seguros, descuentos a clientes, multas, impacto en la reputación, sobrecostos de nómina y tiempo improductivo.
• El 75% de los directores generales (CEO) esperan un impacto significativo de los ciberataques a corto plazo.

Conclusión:

El texto concluye que el costo real del cibercrimen va más allá de las pérdidas financieras directas, incluyendo impactos invisibles en la reputación, la confianza y la continuidad operativa. Para desarrollar estrategias efectivas de ciberseguridad, es crucial adoptar una medición más completa del impacto, considerando todos los aspectos mencionados, no solo los financieros. Solo así se podrá abordar eficazmente la creciente amenaza del cibercrimen en México.