Este texto analiza la campaña presidencial de Kamala Harris en 2024, destacando las inconsistencias en su mensaje económico y político, así como las decisiones estratégicas que contribuyeron a su fracaso. Se critica su falta de claridad y su aparente pragmatismo político, que la llevó a cambiar de postura en temas clave a lo largo de la campaña.
Resumen:
Kamala Harris gastó al menos mil millones de dólares en 107 días de campaña sin lograr comunicar eficazmente su propuesta a los votantes.
Su falta de reconocimiento público, a pesar de haber sido vicepresidenta durante casi cuatro años, evidenció una deficiencia en su estrategia de comunicación.
Su programa económico, presentado al final de la campaña en la Universidad Carnegie Mellon, fue una copia del programa de Joe Biden, incluyendo créditos fiscales, apoyo a la vivienda y beneficios adicionales para cuidadores.
El programa incluía medidas como el control de precios de energía, alimentos y medicinas, y la eliminación del requisito de grado académico para trabajar en el gobierno federal.
Repitió las inversiones en infraestructura, ciencia y empresas manufactureras de alta tecnología propuestas por Biden, y la extensión de la reducción de impuestos de Donald Trump.
El financiamiento del programa era inviable, ya que las propuestas de aumentar impuestos corporativos e impuestos a las ganancias de capital eran rechazadas por el sector moderado del partido demócrata y la composición del congreso hacía su aprobación imposible.
A pesar de presentar un programa de corte izquierdista, Harris declaró ser "capitalista".
Durante su carrera política, Harris se ubicó en el ala izquierda del partido demócrata, criticando a Trump, apoyando políticas ambientalistas como el "Green New Deal" y la prohibición del fracking, y promoviendo el seguro médico público y la descriminalización de las entradas no autorizadas en la frontera.
En campaña, cambió de postura en temas como la prohibición del fracking y el aborto, para atraer a votantes moderados.
Mostró una falta de claridad en política exterior.
La elección de Tim Walz como vicepresidente, en lugar de Mark Kelly o Josh Shapiro, le costó el apoyo de los demócratas moderados.
Conclusión:
El texto argumenta que la campaña de Kamala Harris fracasó debido a una falta de enfoque en la comunicación, inconsistencias ideológicas y decisiones estratégicas erróneas, que la llevaron a perder el apoyo tanto de la izquierda como de la derecha del espectro político. Su pragmatismo político, interpretado como oportunismo, resultó contraproducente.