El texto de Andrés Velasco, publicado el 22 de Octubre del 2024, reflexiona sobre la creciente demanda por nuevos paradigmas económicos en un contexto de crisis global. El autor analiza las diferentes perspectivas que emergen tanto de la izquierda como de la derecha, y cuestiona la validez de la búsqueda de nuevas agendas y paradigmas en el ámbito económico.
Resumen
El Institute for New Economic Thinking (Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico), desde la izquierda, argumenta que la economía convencional ha fallado a la sociedad y necesita una nueva visión que priorice el bienestar social.
Más de 500 economistas, incluyendo figuras como Dani Rodrik, Laura Tyson, Thomas Piketty, Mariana Mazzucato y Angus Deaton, firmaron la Declaración de Berlín, donde se reconoce la necesidad de un nuevo consenso político que aborde la desigualdad y el cambio climático.
Desde la derecha, la Heritage Foundation propone una agenda basada en el gobierno limitado, la libertad económica y una defensa nacional fuerte, con el objetivo de contrarrestar el "totalitarismo woke".
Javier Milei, presidente libertario de Argentina, rechazó el "programa supranacional de índole socialista" de las Naciones Unidas y abogó por una "agenda de libertad".
La mayoría de los economistas se muestra escéptica ante la búsqueda de nuevos paradigmas, prefiriendo un enfoque pragmático basado en intervenciones específicas y la evaluación de resultados.
Esther Duflo y Abhijit Banerjee, ganadores del premio Nobel, defienden la experimentación con políticas específicas para identificar las que funcionan mejor.
Dani Rodrik advierte sobre el peligro de los economistas que "portan paradigmas", y Albert Hirschman ya en 1970 cuestionó la búsqueda de paradigmas como obstáculo al conocimiento.
Thomas Kuhn, en su análisis de la ciencia, define los paradigmas como "logros científicos reconocidos universalmente" que proporcionan un marco para la investigación.
Los paradigmas económicos pueden ser útiles para comprender la complejidad del mundo, como en el caso de la pobreza, donde el paradigma neoclásico se centra en la productividad, mientras que el paradigma marxista apunta a la explotación.
Los paradigmas también pueden servir para descartar políticas ineficaces, como la impresión de dinero para financiar déficits fiscales.
Los paradigmas útiles se basan en principios, no en políticas específicas, y ayudan a las autoridades a encontrar las mejores soluciones para sus países, considerando su contexto histórico particular.
Conclusión
El texto de Andrés Velasco presenta una reflexión crítica sobre la búsqueda de nuevos paradigmas económicos. Si bien reconoce la necesidad de un cambio en el enfoque tradicional, advierte sobre los peligros de las agendas grandilocuentes y la rigidez de los paradigmas. El autor propone un enfoque pragmático basado en la experimentación y la evaluación de políticas específicas, sin descartar la utilidad de los principios y marcos conceptuales para orientar la acción económica.