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El texto, escrito por Adolfo Laborde el 19 de septiembre de 2024, analiza la Sexta Cumbre de Rectores México-Japón, celebrada en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), y propone mejoras para futuras ediciones.

Resumen

• La cumbre, organizada por el IPN, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), contó con la participación de la Embajada de Japón en México, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), 14 instituciones educativas japonesas y diversas universidades mexicanas.
• Laborde destaca la inclusión parcial de una propuesta suya, presentada en la cumbre anterior, que buscaba integrar a los actores económicos de la relación bilateral para liderar el diagnóstico de las necesidades productivas entre Japón y México.
• La propuesta también incluía la creación de un fondo semilla autosustentable para proyectos de investigación, con el objetivo de avanzar hacia acciones concretas y superar el "brindis diplomático" y las oportunidades fotográficas.

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• Aunque la Cámara Japonesa de Comercio e Industria y varias empresas japonesas participaron, no se llevó a cabo una ronda de negocios cara a cara.
• Laborde considera que la cumbre desperdició una oportunidad en términos de gestión y recursos humanos, ya que el alcance de los intercambios fue limitado.
• Para futuras cumbres, Laborde propone un enfoque más orientado a la diplomacia económica y científica, con la participación activa de la Secretaría de Economía de México (SE), el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón (METI), el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) y el Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología de Japón (MEXT).
• Laborde argumenta que este enfoque beneficiará a miles de empresas mexicanas, preparándolas para su integración en las grandes cadenas de valor, impulsadas por el nearshoring, especialmente desde Japón.

Conclusión

Laborde considera que la próxima cumbre, programada para realizarse en dos años en la Universidad de Tsukuba, debe dejar atrás la "diplomacia de cóctel" y adoptar un enfoque más pragmático para lograr resultados tangibles y medibles.