Este texto de La Jornada del 9 de diciembre de 2024 analiza la caída del régimen de Bashar al Assad en Siria, situándola dentro de un contexto más amplio de inestabilidad en el mundo árabe, generado por intervenciones occidentales y la proliferación de grupos extremistas. El artículo argumenta que la situación actual es resultado de una larga historia de intervenciones externas y conflictos internos.
Resumen:
La caída del régimen de Bashar al Assad en Siria es el último episodio de un proceso de desestabilización de países árabes iniciado con las guerras de Estados Unidos contra Irak.
Las llamadas "primaveras árabes" fueron utilizadas para apoyar a oposiciones laicas o grupos radicales islámicos, desestabilizando aún más la región.
La intervención de Estados Unidos en Afganistán en los años 80, que apoyó al fundamentalismo, es presentada como un precedente de la situación actual. El apoyo a grupos extremistas como Al Qaeda tuvo consecuencias devastadoras a largo plazo.
La destrucción del régimen de Saddam Hussein en Irak creó un vacío de poder aprovechado por diversas facciones, afectando a países como Túnez, Argelia, Egipto y Libia.
Los gobiernos occidentales buscaron el derrocamiento de Al Assad, apoyando con armas y dinero a grupos considerados terroristas.
La guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza alteraron el panorama internacional, permitiendo una ofensiva relámpago de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), liderada por Abu Mohammed al Golani.
El colapso del régimen de Al Assad permitió a Israel anexionarse más territorio sirio y a Estados Unidos iniciar bombardeos contra el Estado Islámico.
La caída del régimen deja a Siria atomizada y fragmentada, con un alto riesgo de balcanización y un nuevo foco de inestabilidad regional.
Se destaca la participación subrepticia de Occidente en la situación.
Conclusión:
La caída del régimen de Al Assad complica aún más la situación en Siria y la región.
Se añade un nuevo foco de conflicto a un escenario internacional ya convulso, incluyendo el conflicto ruso-ucraniano, el mar de China y Gaza.
Existe un alto riesgo de una mayor inestabilidad regional e internacional.
La situación actual es presentada como resultado de décadas de intervenciones externas y apoyo a grupos extremistas.