El texto de Paola Félix Díaz, escrito el 5 de diciembre de 2024, analiza la persistente brecha salarial entre hombres y mujeres en México, y la importancia de las recientes reformas a la Ley Federal del Trabajo para abordarla. El texto argumenta que la desigualdad salarial es un problema estructural que requiere una intervención estatal contundente para garantizar la igualdad sustantiva. Se utilizan datos del INEGI e Instituto Nacional de las Mujeres para ilustrar la magnitud del problema y sus implicaciones.
Resumen:
La participación de las mujeres en el mercado laboral mexicano ha sido históricamente limitada, a pesar de su constante adaptación a las necesidades de cada época.
Las reformas a la Ley Federal del Trabajo, impulsadas por la presidenta de México, buscan reducir la brecha salarial de género.
A pesar de la existencia de normas para prevenir y sancionar la violencia de género y la desigualdad salarial, estas han sido marginales en las prioridades gubernamentales.
La desigualdad salarial es un problema estructural que genera opresión y desventajas para las mujeres, adolescentes y niñas.
Según el INEGI, en 2022, la brecha salarial entre hombres y mujeres en México fue de $10,204.00 pesos mensuales, con un ingreso promedio para hombres de $29,285.00 pesos y para mujeres de $19,081.00 pesos.
Las mujeres enfrentan barreras estructurales que limitan su acceso a puestos mejor remunerados y condiciones laborales equitativas.
El Instituto Nacional de las Mujeres indica que las mujeres dedican más horas al trabajo no remunerado (doméstico y cuidados) que los hombres.
La reducción de la brecha salarial permitirá a las mujeres mayores ingresos, mejor calidad de vida, mayor independencia económica y una reducción en la violencia y vulnerabilidad.
Conclusión:
La brecha salarial en México es un problema grave y persistente que requiere una solución integral.
Las reformas a la Ley Federal del Trabajo representan un paso importante, pero se necesita una acción continua y decidida del Estado para lograr la igualdad sustantiva.
La solución requiere un enfoque multifacético que aborde las barreras estructurales y culturales que perpetúan la desigualdad.
El acceso a mejores ingresos para las mujeres tendrá un impacto positivo en su bienestar, autonomía y seguridad.