Este texto de Enrique Quintana, publicado el 4 de diciembre de 2024, analiza la discrepancia entre las declaraciones optimistas del gobierno mexicano sobre la inversión extranjera y las cifras reales que muestran una disminución en la inversión bruta fija. El autor argumenta que la inversión es un fenómeno principalmente subjetivo, influenciado por la confianza y las expectativas de los inversionistas, más que por las declaraciones políticas.
Resumen:
Se contraponen las declaraciones optimistas de Claudia Sheinbaum, el secretario de Hacienda y el de Economía sobre la inversión extranjera, con la realidad reflejada en las cifras del INEGI.
La inversión bruta fija cayó un 2.3% en septiembre de 2024 respecto al mismo mes del año anterior, y un 0.8% respecto a agosto.
Se observa una tendencia a la baja en la inversión desde agosto, rompiendo una racha de 40 meses de crecimiento.
Muchos inversionistas, nacionales e internacionales, han optado por la cautela, esperando señales más claras antes de invertir.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha incrementado la incertidumbre y ha llevado a algunas empresas a posponer sus planes de inversión.
La inversión es un fenómeno subjetivo, influenciado por la confianza y las expectativas ("espíritus animales" de Keynes), más que por datos objetivos.
Se mencionan ejemplos históricos como el inicio del sexenio de López Portillo y el Pacto por México como momentos en que las declaraciones gubernamentales influyeron positivamente en la inversión.
Actualmente, las declaraciones de Sheinbaum no parecen estar cambiando la percepción negativa de los inversionistas.
Conclusión:
La discrepancia entre las declaraciones gubernamentales y las cifras reales de inversión refleja una falta de conexión con la realidad del mercado.
La incertidumbre política y económica, exacerbada por la llegada de Trump, juega un papel crucial en la decisión de los inversionistas.
La confianza y las expectativas son factores determinantes en la inversión, y las declaraciones políticas, aunque positivas, no siempre pueden contrarrestar una percepción negativa.
El futuro de la inversión en México dependerá de cómo se gestione la incertidumbre y se restaure la confianza de los inversionistas.