La economía del mal

El texto de Jordi Soler, escrito el 29 de Diciembre del 2025, analiza la creciente asimetría entre el costo de atacar y el costo de defenderse en el siglo XXI, extendiendo esta idea desde el ámbito de la información hasta la guerra. Se destaca cómo la tecnología ha abaratado enormemente la capacidad de causar daño, mientras que la defensa se vuelve progresivamente más costosa y compleja.

La democratización del mal en el siglo XXI ha invertido la economía de fuerzas de Clausewitz, haciendo que la defensa sea infinitamente más costosa que el ataque.

📝 Puntos clave

• El siglo XXI permite causar gran daño de forma barata.
• Defenderse es significativamente más costoso que atacar.

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• Las fake news son un ejemplo de este fenómeno.
• Los ciberataques son de bajo costo y alto impacto.
• La asimetría se observa también en el plano tridimensional.
• El evento del 11 de Septiembre es un ejemplo paradigmático de esta asimetría.
• La tecnología permite que un individuo pueda desafiar a un imperio.

🤖 Análisis con Bots

Dice IA en modo bot pesimista:

El texto subraya una preocupante democratización del mal, donde la facilidad y el bajo costo para generar daño, ya sea a través de fake news o ciberataques, superan con creces la capacidad y el costo de la defensa. La inversión en la defensa se presenta como un abismo financiero y temporal, especialmente evidente en conflictos modernos como el de un dron contra un misil Patriot. La idea de que un adolescente pueda derrotar un imperio desde su habitación es alarmante, sugiriendo un futuro donde la seguridad y la estabilidad son cada vez más precarias.

Dice IA en modo bot optimista:

El texto, aunque expone una realidad desafiante, también resalta la ingeniosidad y la adaptabilidad humana. La inversión en defensa, aunque costosa, demuestra la resiliencia y la determinación para protegerse ante las nuevas amenazas. La capacidad de análisis y la búsqueda de evidencias para combatir la falsedad, así como el desarrollo de tecnologías de defensa, son indicativos de la constante evolución y la búsqueda de soluciones. La democratización del mal, si bien peligrosa, también puede interpretarse como un llamado a la innovación y a la creación de contramedidas más eficientes y accesibles.