Este texto de Sergio Sarmiento, publicado el 20 de diciembre de 2024 en Reforma, analiza la situación de violencia en Sinaloa tras el asesinato del agente especial de investigación Halexy Guadalupe Velderrain Con, y el papel del secretario de Seguridad de Ciudad de México, Omar García Harfuch, en la respuesta gubernamental. El artículo destaca la gravedad del conflicto entre los hijos de El Chapo Guzmán y los lugartenientes de Ismael "El Mayo" Zambada, y la decisión del gobierno de mantener a García Harfuch en Sinaloa.
Resumen:
El asesinato de Halexy Guadalupe Velderrain Con en Culiacán, Sinaloa, el 18 de diciembre de 2024, fue un ataque directo atribuido a Alfredo Beltrán Guzmán, "El Mochomito".
El ataque es consecuencia del conflicto entre los hijos de El Chapo Guzmán y los lugartenientes de El Mayo Zambada, intensificado tras la detención de este último en Estados Unidos.
La decisión de la presidenta Claudia Sheinbaum de mantener a Omar García Harfuch como secretario de Seguridad en Sinaloa indica la gravedad del conflicto y su compromiso con la lucha contra el crimen organizado.
García Harfuch está asumiendo un papel central en la lucha contra el crimen organizado en Sinaloa, tomando decisiones tácticas y enfrentando directamente el conflicto.
A pesar de una aparente disminución en los homicidios en Sinaloa en los meses posteriores a la detención de El Mayo Zambada, según datos presentados por Marcela Figueroa, el asesinato de Velderrain Con indica que la situación está lejos de resolverse.
La decisión de celebrar una reunión del gabinete de seguridad en Mazatlán, Sinaloa, demuestra la determinación del gobierno de no ceder ante el crimen organizado.
Conclusión:
La situación en Sinaloa es crítica, con una guerra abierta entre dos poderosos grupos criminales.
La respuesta del gobierno, liderada por Omar García Harfuch, es crucial para contener la violencia y mantener el Estado de derecho.
La decisión de no retroceder ante la violencia y mantener una presencia fuerte en Sinaloa es una señal de firmeza por parte del gobierno.
El conflicto en Sinaloa requiere una estrategia a largo plazo que vaya más allá de la contención de la violencia inmediata.