Este texto de Latinoamérica21, publicado el 2 de diciembre de 2024, analiza los resultados de las elecciones presidenciales uruguayas, celebradas el 24 de noviembre, y las implicaciones del triunfo del Frente Amplio liderado por Yamandú Orsi. Se destaca la transición pacífica del poder y el compromiso de Orsi con el diálogo nacional, contrastando con el enfoque del gobierno saliente de Luis Lacalle Pou. También se analiza el desempeño de la Coalición Republicana y el rol de la nueva vicepresidenta, Carolina Cosse.
Resumen:
Yamandú Orsi, del Frente Amplio, ganó las elecciones presidenciales uruguayas con un 49.8% de los votos, derrotando a Álvaro Delgado (45.8%) de la Coalición Republicana.
La victoria de Orsi representa un giro a la izquierda, pero uno que busca el consenso y el diálogo nacional, a diferencia de otros cambios políticos en la región.
El programa del Frente Amplio se centra en los sectores populares, combatiendo la desigualdad y reforzando el rol del Estado, incluyendo la lucha contra la violencia.
La Coalición Republicana, a pesar de su ventaja en la primera vuelta, no logró retener suficientes votos, posiblemente debido a un exceso de confianza. El excandidato colorado, Andrés Ojeda, minimizó la fuga de votos hacia la izquierda.
El Frente Amplio aumentó su caudal de votos entre la primera y segunda vuelta, un patrón observado en elecciones anteriores.
Carolina Cosse, la nueva vicepresidenta, asumirá el liderazgo del Senado, donde el Frente Amplio tiene mayoría. Su principal desafío será la negociación y la búsqueda de acuerdos.
Las elecciones se desarrollaron en un marco de paz y democracia, destacando la transición ordenada del poder entre Lacalle Pou y Orsi.
Conclusión:
Las elecciones uruguayas de 2024 muestran la fortaleza de la democracia uruguaya y su capacidad para transiciones pacíficas de poder.
El triunfo del Frente Amplio marca un cambio de rumbo político, pero con un enfoque en el diálogo y el consenso.
El desafío para el nuevo gobierno de Orsi y Cosse será la implementación de su programa, especialmente en áreas como la seguridad pública y la reducción de la desigualdad.
Uruguay se presenta como un ejemplo de estabilidad política y democrática en una región con contextos políticos más volátiles.