Este texto, escrito por Julio Serrano Espinosa el 19 de diciembre de 2024, analiza el fracaso del Tren Maya a un año de su inauguración, contrastándolo con otros proyectos emblemáticos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El autor argumenta que, a pesar de la buena intención inicial, la mala planificación y ejecución han resultado en un proyecto con un sobrecosto exorbitante y una baja utilización.
Resumen:
El Tren Maya transporta menos del 20% de su meta de pasajeros, lo que indica una alta probabilidad de no recuperar la inversión.
El costo final del proyecto se estima en más de 500 mil millones de pesos, superando en más del triple su presupuesto inicial de 140 mil millones de pesos. Esto se compara con el costo de dos aeropuertos de Texcoco o el NAICM.
En sus primeros 10 meses de operación, el Tren Maya transportó menos de 500 mil pasajeros de una meta anual de 3 millones. Se critica su baja velocidad y la ubicación de las estaciones.
Otros proyectos de López Obrador, como la refinería de Dos Bocas y el AIFA, también han tenido un inicio lento y sobrecostos significativos.
A diferencia del AIFA, el gobierno no puede obligar a la gente a usar el Tren Maya, por lo que se han implementado descuentos sin mucho éxito. Se espera que la adición del tren de carga mejore la situación, pero se duda que se recupere la inversión.
El autor reconoce un beneficio político del proyecto, ya que los votantes del sureste apoyaron al partido de López Obrador a pesar de las críticas.
El autor concluye que el Tren Maya, con una buena planificación y ejecución, hubiera sido una buena idea.
Conclusión:
El Tren Maya representa un fracaso financiero y de planificación, con un sobrecosto masivo y una baja utilización.
La falta de una evaluación adecuada del impacto social frente a la inversión cuestiona la viabilidad del proyecto.
El éxito político del proyecto no justifica su fracaso económico y ambiental.
El caso del Tren Maya sirve como ejemplo de la mala gestión de proyectos públicos de gran envergadura.