Este texto analiza la evolución de la tauromaquia en México, desde la época de Lázaro Cárdenas hasta la actualidad, destacando la influencia de factores políticos y económicos en su desarrollo y la creciente amenaza de su prohibición. Se explora la relación entre las autoridades, los empresarios taurinos y la sociedad mexicana, mostrando cómo la falta de visión y la corrupción han contribuido a la situación actual.
Resumen:
El apoyo de Lázaro Cárdenas a los toreros mexicanos boicoteados en España (Boicot del Miedo, 1935) fortaleció inicialmente el nacionalismo taurino.
Las acciones de Maximino Ávila Camacho, hermano de Manuel Ávila Camacho, y las ambiciones políticas de Manuel Camacho Solís influyeron negativamente en la gestión de la Plaza México.
A partir de 1993, la concesión de la Plaza México a una mancuerna con arrogancia e ingenuidad taurina, favorecida por la cercanía con Carlos Salinas de Gortari, marcó un distanciamiento entre las autoridades y la fiesta brava. Esto llevó a una mayor dependencia de España, la supresión de valores mexicanos y una "sudamericanización" de la tauromaquia mexicana.
La gestión de los Alemán y posteriormente de los Bailleres como concesionarios de la Plaza México continuó con la misma línea de dependencia y falta de visión.
Gobiernos de Venezuela y Ecuador, influenciados por un humanismo demagogo, prohibieron las corridas de toros en el Nuevo Circo de Caracas y la plaza de Iñaquito, en Quito.
Mientras Perú reconoce la tauromaquia como patrimonio cultural, en México existe una creciente amenaza de prohibición por parte de legisladores animalistas, posiblemente influenciados por Washington.
La falta de sensibilidad política y la complicidad entre autoridades y empresarios taurinos descuidaron la promoción de la tauromaquia como valor cultural ante la sociedad mexicana.
Conclusión:
La falta de visión y la corrupción han debilitado la tauromaquia mexicana.
La dependencia de España ha perjudicado el desarrollo de valores taurinos nacionales.
La creciente presión de grupos animalistas amenaza con la prohibición de las corridas de toros en México.
La falta de sensibilidad política dificulta la preservación de la tauromaquia como patrimonio cultural.
La 4T podría optar por la prohibición en lugar de la preservación de la tradición taurina.