Este texto de Héctor De Mauleón, escrito el 27 de noviembre de 2024, describe la situación crítica de los productores de limón en Michoacán, México, debido a la extorsión y violencia ejercida por el grupo criminal Los Viagras y sus aliados. El artículo detalla los métodos utilizados por el crimen organizado para controlar la producción y las consecuencias para los productores.
Resumen:
El 19 de noviembre de 2024, Los Viagras, liderados por César Alejandro Sepúlveda Arellano (El Botox), incendiaron un centro de acopio limonero en Cenobio Moreno, entre Apatzingán y Aguililla.
Gregorio López Gerónimo (Padre Goyo) denunció la tala de 100 hectáreas de limoneros por Los Viagras, quienes exigen el 50% de las extorsiones al gobernador Alfredo Bedolla.
El asesinato de José Luis Aguiñaga, quien no pudo pagar una extorsión de un millón de pesos, exacerbó la crisis.
A pesar de la presencia del Ejército, la Guardia Nacional y operativos de la subsecretaría de investigación especializada de Michoacán, Los Viagras, liderados por Nicolás Sierra Santana (El Gordo Viagra), se refugiaron en zonas serranas, manteniendo el control a través de la violencia y el miedo.
La zona está infestada de halcones, caminos minados y campamentos del crimen organizado, con la presencia de un instructor colombiano conocido como El Llanero.
Los Viagras continúan extorsionando a los productores a través de llamadas telefónicas y mensajeros en motocicleta.
Los productores de limón se enfrentan a la doble presión de Los Viagras y otras organizaciones criminales como el Cártel de Acahuato, el Cártel de Zicuirán, el Cártel de Tepalcatepec y el Cártel de Churumuco, así como a la explotación por parte de grandes empresas limoneras.
La salida de Los Viagras de Apatzingán y Buenavista no significó el fin de su imperio, ni el desmantelamiento del control de la industria limonera.
Conclusión:
El texto de Héctor De Mauleón revela una situación de extrema vulnerabilidad para los productores de limón en Michoacán, atrapados entre la violencia del crimen organizado y la explotación de las grandes empresas. La presencia militar, aunque significativa, no ha logrado erradicar el control de Los Viagras y sus aliados, dejando a los productores en una situación desesperada y sin una solución a la vista.