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Este texto de Carlosvilalta, escrito el 26 de Noviembre de 2024, analiza el perfil de los individuos sentenciados por delincuencia organizada en México, desafiando los estereotipos comunes sobre este tema. El autor utiliza datos de la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) de INEGI de 2021 para construir un retrato más complejo y matizado de la realidad.

Resumen

• El 93% de los sentenciados son hombres, pero la participación femenina es mayor que en otros delitos (7% vs. 4%).
• Son significativamente más jóvenes que el promedio de la población carcelaria (33 años vs. 38 años).
• Un porcentaje considerable (23%) está casado y el 63% tiene hijos menores de 18 años.
• Un cuarto de los sentenciados alcanzó el bachillerato y un 7% tiene estudios universitarios, desmintiendo la idea de que la delincuencia organizada es solo para personas sin educación.
• Un porcentaje significativo (27%) ganaba más de 11 mil pesos mensuales antes de su detención, superior al promedio de otros sentenciados. El 58% afirmaba tener capacidad de ahorro.
• Uno de cada cinco sentenciados tiene antecedentes como policía, militar o vigilante privado, lo que indica fallas en las instituciones de seguridad.
• Los delitos más comunes son secuestro (49%), delitos relacionados con drogas (27%) y acopio ilegal de armas (16%).
• Menos del 17% de los sentenciados por delincuencia organizada tenían antecedentes penales, pero un 11% de los reincidentes ya habían sido condenados por el mismo delito.
• Una mínima fracción (0.13%) recibía apoyo de programas gubernamentales antes de su detención.
• El 5% considera probable regresar a prisión tras su liberación.

Conclusión

El texto de Carlosvilalta concluye que el perfil del delincuente organizado en México es más complejo de lo que se cree, mostrando que no se trata de un grupo homogéneo de marginados, sino de individuos con diversos niveles educativos, ingresos y vínculos familiares. El autor argumenta que la solución al problema de la delincuencia organizada en México no radica en soluciones simplistas, sino en un análisis profundo de las fallas sistémicas que permiten que individuos con potencial se desvíen hacia la ilegalidad. Se necesita un cambio profundo que vaya más allá de discursos moralistas y se enfoque en las causas estructurales del problema. El autor finaliza con una llamada a la reflexión sobre la responsabilidad del Estado y la sociedad en la creación de un entorno que ofrezca mejores oportunidades y evite la perpetuación del ciclo de la violencia.