Este texto de Gernot Wagner, publicado el 22 de noviembre de 2024, analiza las implicaciones de la victoria de Donald Trump sobre Kamala Harris en las elecciones presidenciales de Estados Unidos para la política climática y ambiental. El autor argumenta que, a pesar de los esfuerzos de Trump por obstaculizar la transición hacia energías renovables y tecnologías limpias, las fuerzas del mercado y el progreso tecnológico harán que estos esfuerzos sean en gran medida inútiles a largo plazo. Sin embargo, advierte sobre el daño significativo que Trump puede causar en el corto plazo.
Resumen:
La victoria de Donald Trump ha generado incertidumbre en la política climática y ambiental de Estados Unidos. Los mercados financieros inicialmente reaccionaron positivamente a la noticia, anticipando un crecimiento económico sólido, pero también un aumento de la deuda y la inflación.
Trump ha prometido eliminar las regulaciones de emisiones de vehículos el "día uno", lo que podría beneficiar a la industria automotriz tradicional. Sin embargo, las acciones de Tesla subieron tras las elecciones, sugiriendo que los inversores creen que la compañía se beneficiará a pesar de las políticas de Trump.
La superioridad tecnológica de los vehículos eléctricos (VE) es innegable, con una eficiencia energética mucho mayor que los vehículos de gasolina. Incluso en estados con alta dependencia del carbón, como West Virginia, los VE reducen significativamente las emisiones de carbono.
Los esfuerzos de Trump para frenar la transición a los VE probablemente fracasarán debido a la superioridad tecnológica y la competencia global. Sin embargo, esto puede perjudicar la competitividad de los fabricantes de automóviles estadounidenses.
China domina la producción de energía solar, lo que hace que los esfuerzos de Trump para frenar la expansión de las energías renovables sean limitados. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de la administración Biden intentó relocalizar parte de la cadena de suministro, pero el impacto de las políticas de Trump en este sector será probablemente limitado.
Trump puede obstaculizar el despliegue de energías renovables en Estados Unidos, pero esto solo retrasará lo inevitable. Su intento anterior de revivir la industria del carbón fracasó, y la transición a energías renovables continúa.
Trump puede causar un daño significativo a la salud pública al revocar normas ambientales, lo que podría resultar en un aumento de la mortalidad relacionada con la contaminación.
A pesar de los esfuerzos de Trump, la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono continuará, impulsada por las fuerzas del mercado y el progreso tecnológico. La administración Biden logró avances significativos en materia de políticas climáticas, y aunque Trump puede causar retrocesos, no podrá detener el cambio a largo plazo.
Conclusión:
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos representa un revés para la política climática y ambiental. Si bien sus esfuerzos por frenar la transición a un futuro con bajas emisiones de carbono probablemente serán inútiles a largo plazo, causará un daño significativo en el corto plazo, especialmente en lo que respecta a la salud pública y la competitividad de las industrias estadounidenses. La incertidumbre política generada por Trump añade una capa de complejidad a un panorama ya desafiante.