El texto de Marisol Ochoa del 21 de Octubre del 2024 describe la situación de violencia que se vive en Culiacán y zonas aledañas, con un análisis de las causas y posibles soluciones.
Resumen
La violencia en Culiacán y zonas aledañas persiste desde hace más de un mes, con enfrentamientos entre civiles armados que han cobrado la vida de al menos 200 personas.
La Fiscalía del Estado de Sinaloa reporta 172 homicidios, 209 privaciones ilegales de la libertad, 372 robos de vehículos y 256 robos a comercio en un periodo de 40 días.
El Consejo Estatal de Seguridad Pública reporta 192 asesinatos, 224 desapariciones forzadas y el desplazamiento forzado de 200 familias.
La violencia ha generado pérdidas económicas estimadas en 13 mil millones de pesos en Culiacán, Elota y Navolato.
La criminalidad controla los espacios de circulación y vías de acceso a los municipios, impidiendo la vida cotidiana de los ciudadanos y afectando la economía, la sociedad y la psicología de los habitantes.
La falta de contención preventiva por parte de las autoridades permite a la delincuencia aprovechar el caos para desarrollar actividades criminales predatorias.
El ataque al diario El Debate evidencia los niveles de control e intimidación por parte del crimen.
Se ha desplegado un contingente de más de 2000 militares en el estado, incluyendo 250 elementos adicionales y 10 vehículos Ocelot.
Se requiere una estrategia coordinada, inteligente y simultánea para desactivar las operaciones de los grupos criminales, incluyendo el control de acceso y comunicación a zonas de interés delictivo, la desactivación de células operativas y la prevención ciudadana.
Se propone una estrategia de intervención quirúrgica que no se base en enfrentamientos, sino en el debilitamiento y desorganización de las lógicas y operaciones delictivas.
Conclusión
El texto de Marisol Ochoa expone la grave situación de violencia en Culiacán y zonas aledañas, destacando la necesidad de una estrategia integral para combatir la delincuencia organizada. Se enfatiza la importancia de una intervención coordinada que no se limite al uso de la fuerza, sino que apueste al debilitamiento de las estructuras criminales y la recuperación de los espacios de interés delictivo. La sociedad merece vivir en paz, y la solución a la violencia requiere un enfoque multidimensional que involucre a las autoridades, la sociedad civil y la ciudadanía.