El texto, escrito por Héctor De Mauleón el 15 de octubre de 2024, explora el asesinato y la decapitación del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, y las complejas relaciones entre la política y el crimen organizado en el estado de Guerrero.
Resumen
El asesinato de Alejandro Arcos Catalán se produjo en un contexto de violencia y control territorial por parte de grupos criminales como Los Ardillos y Los Tlacos.
Los Ardillos, con presencia en la zona rural, y Los Tlacos, que dominan la zona urbana de Chilpancingo, se disputan el control del municipio.
Ulises Hernández Martínez, designado por Arcos Catalán como secretario de seguridad pública, fue asesinado a pocos días de asumir el cargo. Se sospecha que su muerte fue ordenada por Los Tlacos en respuesta a la llegada de nuevos elementos policiacos provenientes de la zona de influencia de Los Ardillos.
Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, secretario del Ayuntamiento y mano derecha de Arcos Catalán, fue asesinado a tiros días después de la toma de posesión del alcalde. Se cree que su muerte fue una represalia de Los Ardillos por la pérdida de influencia en la secretaría de seguridad pública.
Se menciona la mediación de los obispos de Guerrero, conocidos como "los padres", entre políticos y criminales, con el objetivo de pacificar la región.
Arcos Catalán se reunió con Celso Ortega, líder de Los Ardillos, en la zona de Petaquillas, bajo el control del grupo criminal.
Se sugiere que Los Ardillos apoyaron la candidatura de Arcos Catalán en las elecciones de junio pasado, mientras que Los Tlacos apoyaron a su rival, Jorge Salgado.
El asesinato de Arcos Catalán se produjo después de que anunciara su intención de solicitar la intervención federal en la seguridad del municipio.
Conclusión
El texto de Héctor De Mauleón revela la profunda corrupción y violencia que impera en Guerrero, donde el crimen organizado tiene una fuerte influencia en la política local. La muerte de Alejandro Arcos Catalán es un ejemplo de la impunidad y la falta de control del estado sobre el territorio. La mediación de los obispos y la retirada de la Guardia Nacional por orden del expresidente Andrés Manuel López Obrador evidencian la debilidad del gobierno federal en la lucha contra el crimen organizado en la región.
