El texto de David Brooks, publicado el 9 de septiembre de 2024, critica la hipocresía de la clase política estadounidense al denunciar la interferencia extranjera en las elecciones, especialmente por parte de Rusia, sin reconocer su propia historia de intervención en procesos electorales de otros países.
Resumen
Brooks argumenta que la indignación de la clase política estadounidense ante la supuesta interferencia rusa en las elecciones es hipócrita, ya que Estados Unidos tiene un largo historial de intervención en procesos electorales de otros países.
El gobierno de Joe Biden ha acusado a Rusia de intentar influir en las elecciones estadounidenses a través de la desinformación y ha tomado medidas para combatir estas acciones.
Brooks señala que la comunidad de inteligencia estadounidense ha identificado a Rusia, Irán y China como los principales actores de influencia extranjera en las elecciones estadounidenses.
Brooks cita a James Woolsey, ex jefe de la CIA, quien admitió que Estados Unidos ha interferido en elecciones de otros países en el pasado, justificándolo como una medida para evitar la expansión del comunismo.
Brooks menciona el caso de Chile, donde Estados Unidos intervino para evitar el triunfo de Salvador Allende en 1970 y luego para derrocarlo en 1973.
Brooks destaca que Estados Unidos creó el Fondo Nacional por la Democracia (NED) en la década de 1980, con el objetivo explícito de involucrarse en procesos políticos en otros países.
Brooks cita al periodista Stephen Kinzer, quien cuestiona la indignación estadounidense ante la interferencia extranjera, argumentando que Estados Unidos ha enseñado al mundo cómo hacerlo durante más de un siglo.
Conclusión
Brooks concluye que la clase política estadounidense debe reconocer su propia historia de intervención en procesos electorales de otros países antes de criticar a otros por hacer lo mismo. La hipocresía de Estados Unidos en este tema socava su credibilidad y su capacidad para defender la democracia en el mundo.