¿Quién decide qué arte es arte?

Este texto de Lisandro Morales Silva, fechado el 24 de Septiembre del 2025, explora la evolución de la definición de arte y quién tiene el poder de determinarlo a lo largo de la historia, desde los reyes y la Iglesia hasta el mercado y los algoritmos de las redes sociales.

El artículo plantea una reflexión crítica sobre cómo los sistemas de recomendación de Silicon Valley están influyendo en nuestra percepción del arte.

📝 Puntos clave

• El texto inicia con la provocación de Marcel Duchamp y su obra "Fuente" para cuestionar la esencia del arte.
• Históricamente, el poder de definir el arte residía en instituciones como la Iglesia, las academias y los reyes.

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• El Salón de París rechazó a Monet, Renoir y Cézanne, demostrando que el juicio oficial no siempre es acertado.
• El mercado, con las casas de subastas y los coleccionistas, se convirtió en un juez supremo, valorando el arte por su precio.
• Actualmente, los algoritmos de plataformas como TikTok e Instagram tienen un gran impacto en la consagración del arte.
• En México, la Constitución reconoce el derecho a la cultura, pero el acceso se ve influenciado por lo que más entretiene.
• El autor propone recuperar la capacidad de decidir qué merece ser admirado, en lugar de delegar esa decisión a instituciones, mercados o algoritmos.

Lo malo y lo bueno 👎👍

¿Qué aspecto negativo se puede identificar en el texto de Lisandro Morales Silva?

El texto presenta una visión algo pesimista sobre el papel de los algoritmos en la definición del arte, sugiriendo que estos sistemas opacos priorizan la retención de la atención sobre la valoración genuina. ¿No se podría argumentar que, si bien los algoritmos tienen sus limitaciones, también democratizan el acceso al arte y permiten descubrir obras que de otra manera permanecerían ocultas?

¿Qué aspecto positivo se puede destacar en el texto de Lisandro Morales Silva?

El texto invita a la reflexión crítica sobre quién tiene el poder de definir el arte y cómo esto ha evolucionado a lo largo de la historia. ¿No es valioso que el autor nos incite a recuperar nuestra capacidad de decidir qué merece ser admirado, en lugar de delegar esa decisión a instituciones, mercados o algoritmos?