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El texto de Agustín García Villa, publicado el 21 de septiembre de 2024, analiza la evolución de la libertad de expresión y la democracia en el mundo, contrastando la situación en las ex repúblicas soviéticas con la de China.

Resumen

• Tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la URSS, las ex repúblicas soviéticas adoptaron sistemas democráticos, con elecciones libres y libertad de expresión.
• Polonia, el 4 de junio de 1989, fue el primer país del ex bloque soviético en celebrar elecciones libres, lo que llevó a la erradicación del comunismo.
• En contraste, China, en la misma fecha, reprimió las protestas estudiantiles en la Plaza de Tiananmen, que reclamaban libertad de expresión, rendición de cuentas y elecciones democráticas.

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• El gobierno chino, para controlar a la población, ha utilizado la tecnología de la información, bloqueando plataformas como Facebook e Instagram, y creando sistemas de vigilancia cibernética.
• China utiliza cientos de millones de cámaras de seguridad, sistemas de inteligencia artificial y software de reconocimiento facial para monitorear a la población, vinculando información personal con datos de teléfonos celulares, redes sociales y otras fuentes.
• El objetivo de esta vigilancia no es la seguridad ciudadana, sino la prevención de la disidencia y la inconformidad social, como la que se vivió en la Plaza de Tiananmen.
• La novela "La Ciudad del Silencio" del escritor chino Ma Boyong, incluida en la antología "Invisible Planets", describe un futuro (2046) donde la vigilancia cibernética es omnipresente, limitando la comunicación y la libertad de movimiento.
• La realidad actual en algunas autocracias, como China, se acerca a la ficción de Ma Boyong, mostrando la amenaza que representa la vigilancia tecnológica para la libertad individual.

Conclusión

El texto de Agustín García Villa nos alerta sobre la creciente amenaza que representa la vigilancia tecnológica para la democracia y la libertad individual. La experiencia de China demuestra cómo los gobiernos autoritarios pueden utilizar la tecnología para controlar a la población y reprimir la disidencia. Es crucial que las sociedades democráticas tomen medidas para proteger la privacidad y la libertad de expresión frente a la creciente amenaza de la vigilancia tecnológica.