El modelo de equilibrio general estocástico dinámico (MEGED) plantea que la economía capitalista sigue una senda de crecimiento suave, perturbada por choques externos que son absorbidos por agentes racionales. Este modelo se basó en el individualismo metodológico y se complementó con reglas monetarias estrictas para minimizar los choques monetarios.
Sin embargo, la crisis financiera de 2008 reveló las limitaciones del MEGED, ya que no consideraba los flujos monetarios, la intermediación financiera y las primas de riesgo. Los bancos centrales, influenciados por el MEGED, no pudieron prevenir la crisis.
La regulación de Basilea II, basada en el enfoque de riesgos, fue criticada por debilitar la supervisión bancaria y permitir que los bancos liberaran requisitos de capital en épocas de auge, lo que contribuyó a la crisis.
Sheila Bair, expresidenta de la FDIC, luchó contra Basilea II, pero fue aislada por los reguladores ortodoxos. La crisis financiera de 2008 demostró la falla del modelo MEGED y la inadecuación de Basilea II.