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El texto analiza la importancia de la pausa de 30 días en la aplicación de aranceles entre Estados Unidos y México, destacando las implicaciones para la integración económica de América del Norte y la necesidad de una cooperación estratégica entre los tres países del T-MEC.

El comercio entre Estados Unidos y México ha crecido de $100 mil millones a más de $800 mil millones de dólares anuales desde la conformación del TLC en 1994.

Resumen:

• La pausa de 30 días en los aranceles entre Estados Unidos y México es una oportunidad crucial para evaluar el futuro de la integración económica regional.
• El comercio entre Estados Unidos y México ha experimentado un crecimiento exponencial desde la creación del TLC en 1994, alcanzando más de $800 mil millones de dólares anuales. La región del T-MEC, incluyendo Canadá, representa el 30% del PIB mundial.
• Ejemplos concretos de la integración económica se ven en Texas, que sería el segundo socio comercial más grande de México si fuera una nación independiente, y en Michigan, donde el sector automotriz depende en gran medida de Canadá y México.
• Laredo-Nuevo Laredo ejemplifica la integración con su puerto de entrada, procesando el 40% del comercio bilateral.
• Los próximos 30 días son críticos para abordar la seguridad fronteriza, establecer protocolos para desafíos futuros y renovar el compromiso con la integración económica.
• La revisión del T-MEC en 2026 ofrece una oportunidad para fortalecer la integración y adaptarse a los desafíos del comercio global.
• El crecimiento en sectores como vehículos eléctricos y semiconductores, impulsado por iniciativas como la Ley CHIPS (con más de $400 mil millones en inversiones privadas), requiere la colaboración entre Estados Unidos, México y Canadá.

Conclusión:

• Se requiere una visión compartida y coordinada para equilibrar la seguridad fronteriza con la integración económica.
• Las presiones a corto plazo no deben comprometer la arquitectura económica construida en las últimas tres décadas.
• El futuro de la integración comercial norteamericana depende de fortalecer la cooperación regional. Los próximos 30 años podrían ser aún más transformadores que los últimos 30, si se aprovecha esta oportunidad crítica.