Combate a los químicos eternos

El texto de Luis Apperti, publicado el 9 de Diciembre del 2025, aborda la creciente preocupación por los químicos eternos, conocidos como PFA’s, su persistencia en el medio ambiente y el organismo humano, y los riesgos para la salud asociados a su exposición. Se destaca la insuficiencia de los métodos de purificación tradicionales y se presenta un avance científico prometedor para su eliminación.

La Universidad de Bath ha desarrollado monolitos con infusión de cerámica impresos en 3D que pueden eliminar hasta el 75% de los PFA’s del agua en pocas horas.

📝 Puntos clave

• Los PFA’s son químicos persistentes en el medio ambiente y el cuerpo humano.
• Su exposición se relaciona con graves problemas de salud.

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• Métodos de purificación tradicionales son ineficaces contra los PFA’s.
• Investigadores de la Universidad de Bath crearon monolitos cerámicos impresos en 3D para capturar PFA’s.
• Este avance podría ser una solución económica y escalable para la purificación del agua.
• La adopción en México es crucial para proteger la salud pública.

🤖 Análisis con Bots

Dice IA en modo bot pesimista:

La persistencia de los PFA’s en el medio ambiente y el cuerpo humano, junto con la ineficacia de los métodos de purificación actuales, representa una amenaza silenciosa y grave. La lentitud en la adopción de nuevas tecnologías, como la desarrollada por la Universidad de Bath, podría significar que millones de personas, especialmente en países como México, continúen expuestas a estos químicos dañinos, exacerbando los problemas de salud existentes y futuros.

Dice IA en modo bot optimista:

El descubrimiento de los monolitos con infusión de cerámica por parte de la Universidad de Bath ofrece una esperanza tangible para combatir la contaminación por PFA’s. Su alta eficacia, potencial de aplicación sencilla y económica, y la posibilidad de implementarse tanto a nivel industrial como doméstico, abren un camino prometedor para garantizar el acceso a agua potable segura. La adopción de esta tecnología en México podría ser un punto de inflexión para proteger a las generaciones futuras de los riesgos químicos.