Este texto analiza el "mal de montaña", una metáfora para describir la pérdida de contacto con la realidad y la corrupción que afecta a los políticos, especialmente en México, pero con implicaciones universales. El autor utiliza una anécdota y ejemplos para ilustrar este fenómeno y propone soluciones para combatirlo.
Resumen:
El "mal de montaña" es un síndrome que afecta a políticos inseguros, inexpertos o sin vocación de servicio, haciéndolos perder el sentido común y el equilibrio emocional.
Se nutre de la adulación y las alabanzas de su entorno, distorsionando su personalidad y alejándolos del pueblo.
Una anécdota sobre dos cardenales, Juan y Pedro, ilustra cómo el poder puede cambiar a una persona, incluso haciéndola irreconocible para sí misma. Pedro, tras ser elegido papa, se vuelve inaccesible e indiferente a Juan.
La falta de valores, honestidad y convicciones alimenta este "virus" dañino para la sociedad. Los políticos afectados olvidan sus orígenes y compromisos.
En México, el "mal de montaña" es una pandemia en los tres niveles de gobierno, afectando incluso a familiares de los políticos.
Los partidos políticos están contaminados, con dirigentes sin principios que ven la política como un negocio.
La compra de votos y el uso de programas sociales para condicionar el voto son consecuencias de esta situación.
La degradación de la política es evidente y requiere un rescate urgente.
Conclusión:
Se necesita una reforma política que garantice la democracia.
Es fundamental crear una "Escuela del Político" para formar líderes con calidad moral y humana.
Se requiere un órgano autónomo para administrar los programas sociales, similar al Banco de México.