Este texto describe la vida cotidiana en la calle Francisco I. Madero del Centro Histórico de Ciudad de México, centrándose en el taller de joyería del maestro Ciro Robles Hernández ubicado en el edificio Kessel, y en la interacción de este con sus clientes y la historia de algunos de ellos. El texto también refleja la situación actual de la industria joyera en México.
Resumen:
El texto describe el ambiente bullicioso de la calle Francisco I. Madero en la Ciudad de México.
Se centra en el taller de joyería del maestro Ciro Robles Hernández, ubicado en el edificio Kessel, en el despacho 702.
Ciro Robles Hernández, de 86 años y con 57 de experiencia, es un reconocido maquilador de metales preciosos, especialmente plata, en el Istmo de Tehuantepec.
Recuerda el auge de la joyería en oro en los años 40, con la elaboración de collares con monedas.
La pandemia y la delincuencia han afectado la demanda de piezas de oro, incrementando la demanda de piezas de plata.
El taller trabaja principalmente con diseñadores de joyas, quienes acuden para maquilar sus piezas.
Se presentan las historias de tres clientes: Ana Merino, Ezequiel Partida Alvarado y Luis Cuéllar, quienes representan diferentes generaciones y especialidades dentro de la industria joyera.
El taller de Robles Hernández es un ejemplo de la resistencia de un oficio tradicional en la Ciudad de México.
Las fotografías en las paredes del taller muestran la tradición de las peregrinaciones del Día del Joyero, el 1 de diciembre.
Conclusión:
El texto muestra la vitalidad de un oficio tradicional como la joyería en el contexto de una ciudad cosmopolita como la Ciudad de México.
Se destaca la importancia de la transmisión intergeneracional del conocimiento y las habilidades en la industria joyera.
La historia de Ciro Robles Hernández y sus clientes refleja los cambios y desafíos que enfrenta este oficio en la actualidad.
El texto resalta la resistencia y adaptación de los joyeros mexicanos ante las adversidades económicas y sociales.
