Este texto de Leo Zuckermann, escrito el 12 de diciembre de 2024, reflexiona sobre la caída del régimen de los Ásad en Siria y su impacto en la región, recordando las experiencias de su amigo Alberto, un argentino que luchó en la Guerra de Yom Kipur. El autor conecta la situación actual con el pasado, analizando las consecuencias de la larga dictadura y la guerra civil siria.
Resumen:
El autor recuerda a su amigo Alberto, un argentino que luchó en la Guerra de Yom Kipur de 1973 y que consideraba a Siria, bajo el régimen de Háfez al-Ásad, como el enemigo más peligroso de Israel.
La Guerra de Yom Kipur dejó traumados a los israelíes debido a los importantes avances iniciales de los sirios, que estuvieron a punto de dividir el territorio israelí. Se menciona la posibilidad de que la primera ministra Golda Meir considerara el uso de armas nucleares.
Háfez al-Ásad, aliado de la Unión Soviética, había rearmado al ejército sirio, convirtiéndolo en el más poderoso de los países árabes.
Tras la muerte de Háfez al-Ásad en 2000, su hijo Bashar al-Ásad asumió el poder, incumpliendo las expectativas de reformas y convirtiéndose en un dictador aún más cruel.
La "Primavera Árabe" de 2011 desató una guerra civil en Siria, en la que Bashar al-Ásad se alió con Rusia, Irán y Hezbolá.
La guerra civil siria causó cientos de miles de muertos y millones de desplazados. Se menciona el uso de armas químicas por parte del régimen.
Recientemente, las fuerzas opositoras lograron avances significativos, llevando a la huida de Bashar al-Ásad a Rusia. El régimen de los Ásad cayó tras casi 50 años de dictadura.
Israel aprovechó la situación para bombardear las instalaciones militares sirias, con el objetivo de evitar que su armamento cayera en manos de grupos hostiles.
El futuro de Siria es incierto, con múltiples intereses en juego de países como Líbano, Turquía, Rusia, Irán, Irak, Israel y Estados Unidos. Se anticipa la posibilidad de una balcanización del país.
Conclusión:
La caída del régimen de los Ásad marca un punto de inflexión en la región, pero también genera nuevas incertidumbres.
El futuro de Siria es inestable y depende de las interacciones entre las potencias regionales e internacionales.
La situación resalta la complejidad del conflicto y la necesidad de una solución pacífica y duradera.
La memoria de la Guerra de Yom Kipur y el temor a la proliferación de armas en la región permanecen.