Este texto, escrito por Hugo Hernández el 1 de diciembre de 2024, es un homenaje a la actriz mexicana Silvia Pinal, recordando su extensa y prolífica carrera en el teatro, cine y televisión, así como su impacto en la cultura mexicana. El autor comparte anécdotas personales y destaca la versatilidad y el legado de la artista.
Resumen:
El autor recuerda su primera experiencia viendo a Silvia Pinal en teatro en la obra "El año próximo a la misma hora", junto a Héctor Bonilla. Destaca la habilidad de Pinal para representar el paso del tiempo en escena.
Se menciona la actuación de Silvia Pinal en "La señorita de Tacna" de Mario Vargas Llosa, destacando su capacidad de transformación.
Se describe la extensa carrera de Silvia Pinal en teatro, incluyendo obras como "Celos del aire", "La loca de Chaillot", "El cuadrante de la soledad", "La Sed", "Anna Christie", "Aló, Aló, número equivocado", "Cualquier miércoles", "Anna Karenina", "Debiera haber obispas", "Leticia y Amoricia", "Amor, dolor y lo que traía puesto", y "Adorables enemigas".
Se resalta su incursión en los musicales de Broadway, produciendo y protagonizando obras como "Ring, Ring llama el amor" (dirigida por Luis de Llano Palmer), "Irma la dulce", "¡Qué tal Dolly!", "Annie es un tiro", "Gypsy", y especialmente "Mame", que montó en tres ocasiones.
Se menciona su trabajo como empresaria, construyendo los teatros "Silvia Pinal" (ahora una iglesia) y "Diego Rivera" (renombrado como "Nuevo Teatro Silvia Pinal").
El autor destaca la similitud entre Silvia Pinal y los personajes de Mame y Dolly, resaltando su optimismo, perseverancia y energía.
Se concluye que la muerte de Silvia Pinal marca el cierre de un capítulo, pero su legado como artista y empresaria perdurará. Se cita la frase "Yo soy la juventud" de la obra "Mame".
El autor menciona su trabajo como director de prensa de MejorTeatro, compañía del productor Morris Gilbert, al trabajar junto a Silvia Pinal en "Adorables enemigas".
Conclusión:
El texto de Hugo Hernández es un emotivo tributo a la figura icónica de Silvia Pinal, celebrando su talento, perseverancia y contribución al mundo del espectáculo mexicano. Su legado trasciende su fallecimiento, dejando una huella imborrable en la historia del teatro y el cine mexicano.
