Este texto de Dani Rodrik, publicado el 25 de noviembre de 2024, analiza el surgimiento de un orden mundial multipolar, donde las potencias intermedias juegan un papel crucial, desafiando la hegemonía de Estados Unidos y China. Rodrik argumenta que este escenario, aunque inicialmente percibido como caótico, puede ser una oportunidad para un desarrollo económico más equitativo y la provisión de bienes públicos globales.

Resumen:

  • El ascenso de China ha cuestionado la hegemonía de Estados Unidos, dando paso a un escenario multipolar más probable que uno bipolar.
  • Las potencias intermedias (India, Indonesia, Brasil, Sudáfrica, Turquía y Nigeria) poseen economías significativas, clases medias en crecimiento y capacidades tecnológicas considerables, superando incluso el PIB de Estados Unidos en términos de poder adquisitivo proyectado para 2029.
  • Estas potencias intermedias rechazan alinearse con Estados Unidos o China, buscando relaciones multidimensionales y rechazando la idea de una nueva guerra fría. Su acercamiento a China se debe, en gran medida, a las políticas proteccionistas de Estados Unidos.
  • Se cuestiona la teoría de la "estabilidad hegemónica", argumentando que la multipolaridad no es necesariamente una receta para el caos económico. Cada país decide su nivel de participación en la economía global.
  • Las potencias intermedias se convierten en defensoras de los bienes públicos globales, como la acción climática y la salud pública, ejemplificado por la propuesta brasileña de un impuesto global a la riqueza durante su presidencia del G20.
  • Aunque grupos como los BRICS (ampliado recientemente con Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos) intentan unirse, sus intereses diversos dificultan una acción conjunta efectiva.
  • Rodrik critica la falta de provisión de bienes públicos globales por parte de Estados Unidos y otras economías avanzadas, incluyendo la financiación y el acceso a la tecnología para países en desarrollo.
  • El autor destaca el potencial de las potencias intermedias para demostrar la viabilidad de la multipolaridad y la necesidad de que estas se conviertan en actores responsables en sus relaciones internacionales.

Conclusión:

Rodrik concluye que el surgimiento de las potencias intermedias presenta un escenario complejo pero potencialmente positivo para la economía global. Si bien la cooperación entre estas potencias es un desafío, su capacidad para proveer bienes públicos globales y desafiar la hegemonía de las grandes potencias podría llevar a un sistema económico más equitativo y sostenible, siempre y cuando se conviertan en actores responsables a nivel interno e internacional. La multipolaridad, según el autor, no es sinónimo de caos, sino una oportunidad para redefinir las relaciones internacionales y el desarrollo económico global.

Sección: Internacional

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