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Este texto de Julio Hernández López, publicado el 20 de noviembre de 2024, analiza el proceso de designación de Rosario Piedra Ibarra para un segundo periodo como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). El autor critica la gestión del proceso y las consecuencias de las decisiones tomadas por el comando senatorial de Morena y/o el mando político de la Cuarta Transformación.

Resumen:

• Se cuestiona la decisión de abrir una convocatoria para la evaluación de aspirantes a la CNDH en lugar de una simple votación, lo cual generó desgaste y un debate polarizado.
• Se considera innecesaria la convocatoria, ya que la mayoría de Morena y sus aliados asegurarían la reelección de Piedra Ibarra. Se descarta la posibilidad de una filtración de una opción contraria a la 4T.
• Se critica la exclusión de Tania Ramírez, segunda mejor evaluada, y la inclusión de Piedra Ibarra, quien obtuvo las peores calificaciones, en la terna final.
• La maniobra generó oposición interna en Morena, aunque la disciplina partidista finalmente impuso la decisión.
• La imposición de Piedra Ibarra generó señalamientos hacia Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador. Se especuló que la decisión fue un "regalo de cumpleaños" al ex presidente.
• La CNDH emitió un pronunciamiento excesivo y cargado de ideología, descalificando a sus críticos, incluyendo a Sabina Berman, y a quienes el organismo considera "falsos izquierdistas".
• Se critica la respuesta de la CNDH, argumentando que debería haber fomentado un debate civilizado sobre su gestión en lugar de atacar a sus críticos.

Conclusión:

Julio Hernández López concluye que el proceso de reelección de Rosario Piedra Ibarra fue innecesariamente complicado y generó un debate polarizado y contraproducente. La decisión de abrir una convocatoria y la posterior manipulación de la terna, junto con la respuesta de la CNDH, son criticadas por su falta de transparencia y su enfoque confrontativo en lugar de un análisis objetivo de la gestión de la institución. El autor destaca la ironía de que una institución dedicada a los derechos humanos recurra a tácticas de descalificación y propaganda en lugar de un debate abierto y constructivo.