Este texto, escrito por Monica Lavin el 2 de noviembre de 2024, reflexiona sobre la tradición del altar de muertos mexicano y la relaciona con la memoria de los escritores, tanto aquellos que la autora conoció personalmente como aquellos que solo ha leído. El texto explora la idea de la muerte y la inmortalidad a través de la escritura y la perduración de las obras literarias.
Resumen
La autora plantea la idea de un altar de muertos dedicado a los escritores, reflexionando sobre la dificultad de conocer los gustos personales de cada uno para una ofrenda adecuada. Menciona ejemplos como Isac Dinesen, a quien le gustaban las ostras y el champán, y Pereira de Tabucchi, quien disfrutaba de omelets y limonadas.
Recuerda su infancia, cuando creía que todos los escritores estaban muertos, mencionando a Elena Fortún, Daniel Defoe, Luisa May Alcott, y Julio Verne.
Describe cómo su percepción cambió en la preparatoria al conocer a escritores vivos como Juan José Arreola, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa, y Julio Cortázar.
La muerte de Rosario Castellanos marcó un punto de inflexión en su comprensión de la mortalidad.
La autora enumera a numerosos escritores amigos fallecidos con quienes compartió parte de su vida, incluyendo a Paco Ignacio Taibo II (el Gato Culto), Gerardo de la Torre, Rafael Ramírez Heredia, Rene Avilés, Marco Aurelio Carballo, Emanuel Carballo, Vicente Leñero, José Agustín, María Luisa Puga, Guillermo Samperio, Álvaro Quijano, Eusebio Ruvalcaba, Daniel Leyva, Ramón Cordoba, Xhevdet Bajraj, Mauricio Molina, Armando Vega Gil, Ignacio Padilla, David Huerta, Héctor Carreto, Una Pérez Ruíz, Rocío González, y Francesca Gargallo.
Reflexiona sobre la doble pérdida que implica la muerte de un escritor: la persona y su futura obra.
Finaliza con la idea de que todos los escritores, eventualmente, formarán parte de un gran altar de muertos en forma de biblioteca.
Conclusión
El texto de Monica Lavin es una emotiva reflexión sobre la mortalidad y la inmortalidad a través de la escritura. La autora utiliza la metáfora del altar de muertos para conectar la tradición mexicana con la memoria de los escritores, tanto conocidos como desconocidos, creando una pieza literaria que conmemora la vida y obra de aquellos que han dejado su huella en el mundo a través de las letras. La lista de escritores mencionados sirve como un testimonio de la riqueza literaria y de las relaciones personales que la autora ha cultivado a lo largo de su vida.