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Este texto de Salvador Camarena, publicado el 13 de noviembre de 2024, critica la manera en que las autoridades y la opinión pública en México tienden a deshumanizar las tragedias, como la masacre en el bar Los Cantaritos en Querétaro, al enfocarse en la narrativa de enfrentamientos entre grupos criminales, en lugar de en las víctimas. El autor argumenta que esta forma de narrar los hechos, similar a las narcoseries, minimiza el sufrimiento de las familias y obstaculiza la búsqueda de justicia.

Resumen:

• La reacción gubernamental y pública ante eventos criminales como la masacre en Los Cantaritos en Querétaro se centra en una narrativa similar a las narcoseries, deshumanizando a las víctimas.
• La frase "iban por una persona", utilizada por la presidenta Claudia Sheinbaum y otros funcionarios como el secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla, y el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, relativiza la pérdida de vidas inocentes.
• Se menciona la masacre en Chilpancingo, Guerrero, como otro ejemplo de la misma tendencia a enfocarse en la confrontación entre grupos criminales ("Jalisco" y "Santa Rosa de Lima" son mencionados específicamente).
• El autor critica la narrativa que presenta un triángulo de "grupo criminal X", "grupo criminal Y" y "gobierno justiciero", dejando fuera a las víctimas como personas con nombre y familia.
• Se argumenta que esta narrativa, al priorizar a los cárteles sobre las víctimas, impide una verdadera búsqueda de justicia y refleja una sociedad insensible a la tragedia.
• Camarena concluye que la falta de empatía hacia las víctimas y la falta de compromiso de las autoridades para hacer justicia, perpetúan un ciclo de violencia.

Conclusión:

El texto de Salvador Camarena hace un llamado a la reflexión sobre la manera en que se abordan las tragedias en México. El autor argumenta que la deshumanización de las víctimas a través de una narrativa centrada en los grupos criminales impide una verdadera comprensión del problema y obstaculiza la búsqueda de soluciones efectivas para la violencia. Se necesita un cambio de enfoque que priorice a las víctimas y sus familias, y que promueva una cultura de empatía y justicia.