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El texto de Mario Patrón, escrito el 31 de octubre de 2024, analiza el desempeño de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en México, particularmente durante el último sexenio. El autor argumenta que la CNDH ha perdido su autonomía y se ha convertido en un instrumento político del gobierno en turno, en detrimento de las víctimas y de la democracia.

Resumen

• La CNDH, creada en 1990, ha tenido un desempeño irregular a lo largo de su historia, actuando en pocas ocasiones como contrapeso frente a los poderes del Estado.
• En el último sexenio, la CNDH ha experimentado un debilitamiento que ha deslegitimado su actuación, vulnerando los derechos de las víctimas.
• La designación de Rosario Piedra como presidenta de la CNDH ha sido cuestionada por su afiliación partidista y por las pautas de acción seriamente cuestionables que han seguido durante su gestión.

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• La CNDH ha focalizado sus acciones de inconstitucionalidad en el ámbito local, evitando tocar el ámbito federal.
• La mayoría de las recomendaciones emitidas por la CNDH en el último sexenio han atendido hechos que ocurrieron en sexenios anteriores al de López Obrador.
• La CNDH ha mostrado una clara inclinación a proteger al gobierno en turno, omitiendo decisiones que vulneraban derechos humanos y extralimitándose en sus facultades.
• La CNDH ha emitido informes tendenciosos sobre violencia política, criticando a las candidaturas opositoras y elogiando a la candidata oficialista.
• La CNDH ha confrontado a organizaciones defensoras de derechos humanos y ha experimentado una ruptura en su gobernanza interna, con la renuncia de todos los integrantes del consejo consultivo.

Conclusión

El texto de Mario Patrón concluye que la CNDH se ha convertido en un alfil político más que en un actor de contrapeso. La debilitación del órgano público de derechos humanos en un país de víctimas constituye un factor de debilitamiento del sistema democrático y vulnera a la ciudadanía frente al poder del Estado. Es necesario fortalecer la CNDH para garantizar su autonomía, restaurar los canales de diálogo con la sociedad civil y asegurar su función como contrapeso político en derechos humanos. La elección de una nueva presidencia de la comisión debe estar encaminada a garantizar la autonomía del organismo y a poner a las víctimas en el centro de sus acciones.