Este texto, escrito por Fernando García Ramírez el 28 de octubre de 2024, analiza el uso propagandístico de las conferencias matutinas del presidente, tanto durante el sexenio de López Obrador como en el inicio del gobierno de Sheinbaum.
Resumen
Fernando García Ramírez advirtió al inicio del sexenio de López Obrador que las conferencias matutinas se usarían para la propaganda, convirtiéndose en el eje de su estrategia de comunicación.
Se propuso el derecho de réplica como mecanismo para contrarrestar las mentiras y calumnias en las conferencias, pero se encontró con resistencia.
Héctor Aguilar Camín fue un caso individual que no recibió respuesta, mientras que Xóchitl Gálvez fue catapultada a la candidatura presidencial al negarle el derecho de réplica.
La falta de regulación de la mañanera permitió a López Obrador usarla para mentir y calumniar, sin que nadie se le enfrentara con acciones legales.
Se propuso un espacio alternativo para responder a las mentiras del presidente, pero no se implementó.
López Obrador faltó a la verdad en más de cien mil ocasiones en sus conferencias, normalizando la mentira y degradando la política.
Las mañaneras de Sheinbaum son aún más ineficaces que las de López Obrador, con largas pausas, burlas y cinismo.
Las mañaneras fueron efectivas por su mecanismo multiplicador, repitiendo las frases del presidente en medios de comunicación.
Jesús Ramírez y López Obrador fueron los responsables de las mentiras, mientras que las televisoras y cadenas de radio fueron cómplices al multiplicar el mensaje.
La mañanera es el principal emisor de mentiras y propaganda del gobierno.
Los trabajadores del Poder Judicial organizan una contramañanera, pero la oposición debe surgir de acciones individuales.
Se debe apuntar al principal emisor de mentiras y propaganda, evitando que se use el espacio público para difamar y como medio partidista.
Se mencionan ejemplos como Rosa Parks, Tank Man, Gandhi y Václav Havel para inspirar a la ciudadanía a luchar contra la mentira y la dictadura.
Conclusión
El texto argumenta que las conferencias matutinas son un instrumento de propaganda que ha sido utilizado para controlar la agenda mediática, generar miedo y difundir mentiras. Se critica la falta de acción de los partidos políticos y los medios de comunicación, y se insta a la ciudadanía a tomar acción individual para evitar que el país se convierta en una dictadura.