El texto de Rodrigo Guerra López, escrito el 28 de octubre de 2024, reflexiona sobre el legado del Padre Marcelo Pérez y Gustavo Gutiérrez, ambos fallecidos recientemente. El autor busca extraer lecciones de sus vidas y contrastarlas con el fenómeno del neopopulismo.
Resumen
Rodrigo Guerra López lamenta la muerte del Padre Marcelo Pérez, indígena tzotzil, asesinado el 20 de octubre, y de Gustavo Gutiérrez, padre de la "teología de la liberación", fallecido el 22 de octubre en Lima, Perú.
El autor destaca que el Padre Pérez fue su alumno en un curso de doctrina social de la Iglesia en 2019, mientras que Gutiérrez fue un teólogo con quien pudo conversar en varias ocasiones.
Guerra López considera que la obra de Gutiérrez y la actividad pastoral de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas ya no son descalificadas por la "teología de la prosperidad" o "teorías de la conspiración".
El autor plantea la pregunta: "¿Qué lecciones podemos aprender luego de estos decesos?".
Guerra López argumenta que la fuerza histórica de los pobres en América Latina proviene de su fe, fraternidad y valor al luchar comunitariamente.
El texto contrasta la fuerza de los pobres con el neopopulismo, que instrumentaliza a los pobres para fines de autopromoción y vanidad.
Guerra López critica al neopopulismo por su discurso pauperista sin empatía, su instrumentalización de los pobres y su corrupción.
El autor concluye que los pobres merecen hombres que den la vida por ellos.
Conclusión
Rodrigo Guerra López utiliza la muerte de dos figuras importantes para reflexionar sobre el compromiso con los pobres y la lucha contra el neopopulismo. Su texto es un llamado a la acción, a vivir la opción preferencial por los pobres con autenticidad y a combatir las formas de manipulación y corrupción política.
