El texto de Javier Núñez Melgoza del 18 de Octubre de 2024 analiza la evolución de la política de competencia en México durante las últimas tres décadas, destacando su importancia para la integración económica del país y su atractivo para la inversión extranjera.
Resumen
México ha experimentado una notable evolución en la aplicación de la política de competencia, impulsada por su integración económica con Estados Unidos y Canadá a través de los tratados comerciales.
La Ley Federal de Competencia Económica (LFCE), promulgada en 1993, marcó un hito en la lucha contra las prácticas anticompetitivas y la concentración de mercados.
La evolución del régimen antimonopolio mexicano se divide en tres etapas:
Implementación inicial (1993-2004): Creación de la Comisión Federal de Competencia (COFECO) y desarrollo de la estructura básica para aplicar la ley.
Fortalecimiento del marco normativo (2004-2013): Enmiendas a la LFCE, mayores sanciones y nuevas facultades para la investigación.
Reforma constitucional (2013-presente): Creación de la COFECE y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) como organismos autónomos, nuevas figuras de investigación y organismos especializados del Poder Judicial para resolver litigios.
La armonización de las disposiciones antimonopolio se ha logrado gracias a los acuerdos comerciales, la inversión extranjera directa, la integración de cadenas de suministro y la cooperación regulatoria con Estados Unidos y Canadá.
El Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC) incluye compromisos específicos en materia de competencia, como el trato no discriminatorio entre países y la cooperación entre autoridades.
Las agencias de competencia mexicanas enfrentan desafíos, principalmente por el cuestionamiento a su autonomía.
El fenómeno del nearshoring representa una oportunidad para México, pero requiere abordar desafíos como la infraestructura, la formación de personal calificado y un marco regulatorio estable.
Debilitar el sistema actual de competencia restaría capacidades de intervención del Estado y debilitaría la posición competitiva de las empresas mexicanas.
Conclusión
Es crucial que México defienda y fortalezca sus agencias antimonopolio para proteger a los consumidores, promover mercados competitivos y capitalizar las oportunidades económicas emergentes, lo que permitirá un crecimiento sostenido y mayor empleo.
