Este texto de Ana Lilia Herrera Anzaldo, escrito el 9 de enero de 2025, analiza la paradoja de la educación universal en el contexto de los avances tecnológicos y la polarización política. Se centra en la discrepancia entre las metas de la Agenda 2030 y la realidad actual, utilizando el libro "Educación universal: por qué el proyecto más exitoso de la historia genera malestar y nuevas desigualdades" de Juan Manuel Moreno y Lucas Gortazar como punto de partida.
El texto destaca la vulnerabilidad política y mediática de la educación en un mundo polarizado.
Resumen
Se cuestiona la capacidad del mundo actual, con sus avances en inteligencia artificial, robótica y viajes espaciales, para cumplir con el cuarto objetivo de la Agenda 2030: asegurar la educación primaria y secundaria gratuita, equitativa y de calidad para todos los niños y niñas.
Se analiza el libro de Juan Manuel Moreno y Lucas Gortazar, que explora las políticas y resultados de la educación universal a nivel internacional, así como los dilemas y desigualdades que genera.
Se identifican diferentes grupos de detractores de la educación universal: aquellos que se oponen al acceso de las mujeres, los que critican la pérdida de calidad por priorizar la cantidad, y los que observan un aumento de las desigualdades.
Se reconoce el éxito histórico de la educación universal en la reducción de la pobreza y la desigualdad de género, pero se destaca la paradoja de la creciente insatisfacción a pesar de los avances.
Se advierte sobre la vulnerabilidad política y mediática de la educación en un contexto de democracia política polarizada y el auge de regímenes populistas y autoritarios.
Se enfatiza la importancia de que la escuela forme ciudadanos capaces de tomar decisiones conjuntas en favor de la democracia.
Se menciona el impacto de la pandemia de Covid-19, los cambios en el sistema educativo y los avances tecnológicos en la deserción escolar y la salud mental de los estudiantes.
Se concluye con un llamado a priorizar políticas educativas sobre política.
Conclusión
La educación universal, a pesar de sus éxitos, enfrenta desafíos significativos en el siglo XXI.
La polarización política y los avances tecnológicos requieren una reflexión crítica sobre las políticas educativas.
Es necesario priorizar políticas educativas efectivas para asegurar una educación de calidad para todos, fomentando la participación ciudadana y la democracia.
La formación de ciudadanos críticos y comprometidos con la democracia es fundamental para superar las desigualdades y construir un futuro más justo.