Rank Columnas | Mail o Telegram

El texto, escrito por Shlomo Ben-Ami, un exministro de Relaciones Exteriores de Israel, analiza la fascinación actual por el Imperio Romano y sus implicaciones para el mundo moderno. El autor explora cómo la historia de Roma se utiliza para interpretar eventos contemporáneos, desde la política estadounidense hasta los conflictos en Israel.

Resumen

• Shlomo Ben-Ami argumenta que la fascinación por el Imperio Romano se debe a su influencia en la política y la cultura occidental.
• Mike Duncan, presentador del podcast "La historia de Roma", y Tom Holland, autor de varios bestsellers sobre el tema, reconocen la fascinación popular por Roma.
• Mary Beard, historiadora, explica que la República Romana es un pilar fundamental de la política y la cultura occidental.
• Ben-Ami destaca que la historia de Roma se puede interpretar de diversas maneras, lo que permite su uso en diferentes narrativas.
• Estados Unidos se ha presentado como el heredero de la libertad republicana romana, mientras que los fascistas italianos se autoproclamaron herederos del Imperio Romano.
• Ben-Ami compara a Donald Trump con Julio César, señalando su demagogia y su voluntad de violar las normas.
• Beard argumenta que la historia del Imperio Romano es la historia de la gente de color, destacando la diversidad étnica del imperio.
• Ben-Ami relaciona la experiencia de Israel con el Imperio Romano, recordando la revuelta de Simon bar Kokhba y sus consecuencias.
• Ben-Ami compara la Pax Romana con la Pax Americana, señalando que ambas se basan en la idea de una paz impuesta.
• Ben-Ami advierte sobre la arrogancia y la falta de mesura, citando a Edward Gibbon y su análisis del declive del Imperio Romano.
• Ben-Ami destaca la diferencia entre la visión romana del futuro y la visión occidental post-Ilustración, basada en el progreso y la renovación.

Conclusión

Ben-Ami concluye que, aunque las comparaciones históricas pueden ser útiles, no ofrecen garantías. La historia puede servir como una guía para evitar los errores del pasado, pero no determina el futuro. La fe en el progreso y la renovación sigue siendo fundamental para la visión occidental, y nos permite aprender de la historia para construir un futuro mejor.