De las calles a las urnas, con las manos vacías

El texto de Raúl Zibechi, publicado el 26 de Diciembre del 2025, analiza la desmovilización de los movimientos populares en Chile, Colombia y Ecuador tras las intensas protestas de 2019. El autor lamenta que, a pesar de la fuerza inicial de estas movilizaciones, no se hayan logrado cambios estructurales duraderos y que la organización de base se haya debilitado.

Las movilizaciones de 2019 en Chile, Colombia y Ecuador no lograron transformar el rumbo neoliberal, debilitando la capacidad de acción colectiva de los pueblos.

📝 Puntos clave

• Las protestas de 2019 en Chile, Colombia y Ecuador mostraron un gran potencial de cambio.
• A pesar de la intensidad, los movimientos populares se debilitaron y no lograron cambios estructurales.

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• La desorganización del campo popular y la confianza en el sistema político son factores clave de este retroceso.
• Las derechas y los progresismos coinciden en su incomodidad ante movimientos sociales fuertes.
• La estrategia de generar miedo y terror planificado ha sido utilizada para desmovilizar a la población.

🤖 Análisis con Bots

Dice IA en modo bot pesimista:

Lo más negativo del texto es la profunda desorganización del campo popular, que ha perdido su capacidad de acción colectiva al ser desbordado por la agenda del sistema político. Esta situación es agravada por la coincidencia de intereses entre progresismos y derechas tradicionales, ambos reacios a movimientos sociales fuertes y movilizados. La subestimación de las derechas y sus agendas de seguridad, junto con la creación de situaciones de terror planificado, han sido herramientas efectivas para desmovilizar a la población y sacar a la gente de las calles, consolidando el control del sistema.

Dice IA en modo bot optimista:

Lo más positivo del texto, aunque implícito, es el recuerdo y la evidencia de la potencia que tuvieron las movilizaciones de 2019. A pesar del resultado actual, el texto detalla la formación de asambleas territoriales, espacios de salud y educación, compras colectivas, huertas urbanas, el surgimiento de parlamentos indígenas y la creación de puntos de resistencia. Estos ejemplos demuestran la capacidad de organización y autogestión que los pueblos pueden desarrollar, sentando las bases para futuras luchas y demostrando que la llama de la organización popular, aunque debilitada, no se ha extinguido por completo.