Este texto de Andrés Oppenheimer, publicado el 2 de diciembre de 2024 en REFORMA, analiza la nueva ley australiana que prohíbe el uso de redes sociales a menores de 16 años y su posible impacto global. El artículo argumenta a favor de la regulación del acceso de niños a plataformas como TikTok, Instagram, Facebook y X, citando preocupaciones sobre la salud mental y el bienestar juvenil.
Resumen:
Australia aprueba una ley que prohíbe a menores de 16 años usar redes sociales como TikTok, Instagram, Facebook y X. Las compañías enfrentarán multas de hasta 32 millones de dólares por incumplimiento.
El Primer Ministro australiano, Anthony Albanese, justifica la ley argumentando que las redes sociales causan daño social y que se busca proteger la infancia.
Otros países como Francia y Florida (Estados Unidos) han implementado leyes similares, aunque menos restrictivas, requiriendo consentimiento parental. Sin embargo, estas leyes han enfrentado desafíos legales en California, Ohio y Arkansas.
Jonathan Haidt, psicólogo social de la Universidad de Nueva York, apoya la restricción, recomendando que los niños no tengan acceso a smartphones antes de los 14 años ni a redes sociales antes de los 16. Señala que las niñas son particularmente vulnerables al acoso online.
Haidt argumenta que establecer límites de edad para el acceso a redes sociales es similar a las restricciones para el consumo de alcohol o la visualización de ciertas películas.
Se reconoce que algunos niños encontrarán maneras de eludir la ley, pero se destaca que la ley responsabiliza a las empresas tecnológicas por el cumplimiento.
El artículo critica la falta de autorregulación de los magnates tecnológicos como Elon Musk y Mark Zuckerberg, argumentando que lucran a costa de la salud mental de los niños.
El texto concluye que la ley australiana debe servir como ejemplo para el resto del mundo.
Conclusión:
La ley australiana representa un paso significativo en la regulación del acceso de menores a las redes sociales.
La preocupación por la salud mental de los niños y adolescentes, especialmente las niñas, es un factor clave en la discusión.
La responsabilidad de las empresas tecnológicas en la aplicación de estas leyes es crucial.
Se espera un aumento en los movimientos globales para regular el acceso de niños a las redes sociales.