Este texto analiza la respuesta del Kremlin ante la caída del régimen de Bashar al Assad en Siria, y las implicaciones para la imagen y la estrategia rusa. El autor describe el cambio de narrativa en la televisión pública rusa, la suerte de Al Assad comparada con la de Viktor Yanukovich, y la nueva estrategia de negociación del Kremlin con las nuevas autoridades sirias, similar a la adoptada con el gobierno talibán en Afganistán.
Resumen:
El derrumbe del régimen de Bashar al Assad en Siria representa un duro golpe para la reputación del Kremlin, que no intervino para evitarlo a pesar de ser un aliado estratégico.
La televisión pública rusa, principal instrumento de propaganda del Kremlin, modificó su narrativa sobre el conflicto sirio, cambiando la descripción de los opositores de "terroristas" a "oposición armada" y "rebeldes moderados".
Se justifica la falta de intervención rusa en Siria atribuyendo la derrota a la ineptitud del ejército sirio y a la decisión voluntaria de Al Assad de ceder el poder.
La situación de Al Assad se compara con la de Viktor Yanukovich, ex presidente de Ucrania, quien tras huir del país y obtener asilo político en Rusia, desapareció de la vida pública.
A pesar de su caída, la familia Al Assad se encuentra en una situación económica favorable gracias a inversiones previas en Moscú.
El Kremlin prioriza el pragmatismo y negocia con las nuevas autoridades sirias, al igual que lo hace con el gobierno talibán en Afganistán.
Conclusión:
La caída de Al Assad expone la fragilidad de la influencia rusa en Medio Oriente.
El cambio de narrativa en la televisión rusa refleja la necesidad del Kremlin de adaptarse a la nueva realidad política en Siria.
La priorización del pragmatismo sobre la lealtad a los aliados refleja la pragmática política exterior del Kremlin.
La estrategia de negociación con los nuevos poderes en Siria y Afganistán muestra la flexibilidad del Kremlin en sus relaciones internacionales.