Este texto de Jorge Fernando Negrete P., escrito el 11 de diciembre de 2024, analiza el concepto de soberanía digital en el contexto geopolítico global, enfocándose en la relación entre tecnología, poder y la necesidad de autonomía digital para las naciones. El autor explora cómo la tecnología digital, especialmente la Inteligencia Artificial (IA), se ha convertido en un elemento clave en la competencia entre grandes potencias como Estados Unidos y China, y cómo esto impacta a otras regiones del mundo, particularmente América Latina.
Resumen:
La soberanía, derivada del latín "super omnia", se define como poder supremo y está intrínsicamente ligada a la política.
La tecnología digital, incluyendo la IA, está profundamente integrada en la geopolítica global, actuando como un factor de poder y dominio.
La masificación de las tecnologías digitales a través de las redes de telecomunicaciones ha intensificado la competencia geopolítica.
La soberanía digital no se declara, se construye, y nace de la necesidad de protegerse de la dependencia tecnológica.
El reto principal es la naturaleza transfronteriza de la tecnología digital, lo que crea un juego de poder entre bloques económicos.
Estados Unidos y China apuestan por su capacidad de mercado interno e innovación, mientras que Europa busca alianzas y ha invertido fuertemente en digitalización (250,000 millones de euros), incluyendo la Ley de chips (30,000 millones de euros adicionales).
Europa prioriza la protección de valores democráticos y derechos humanos, promoviendo un "humanismo digital" y una sobrerregulación en áreas como la competencia económica, protección de datos y IA. Elon Musk, Vivek Ramaswamy y David Saks lideran la IA y la política digital desde la Casa Blanca. China, por su parte, se enfoca en el capitalismo de Estado.
La soberanía digital requiere una política digital efectiva, infraestructura digital (incluyendo 5G) y la capacidad de gestionar los servicios digitales sin depender de actores externos.
Reguladores y ministros de América Latina se reunieron para discutir la autonomía digital, buscando evitar la dependencia de actores con intereses políticos, generar capacidades digitales, y promover mercados digitales robustos.
América Latina y México necesitan encontrar un lenguaje y acciones conjuntas para enfrentar los desafíos de la soberanía digital, dada su realidad económica, política y jurídica diferente a la de los grandes bloques geopolíticos.
Conclusión:
La soberanía digital es crucial para la autonomía nacional y la seguridad.
La cooperación internacional es esencial para enfrentar los desafíos de la tecnología digital.
América Latina debe desarrollar una estrategia unificada para asegurar su soberanía digital.
La inversión en infraestructura, capacidades digitales y regulación es fundamental para lograr la autonomía digital.
La construcción de la soberanía digital es un proceso continuo que requiere adaptación y colaboración.